380 Repertorio. Americano POETAS CHILENOS Los versos viejos POR ARTURO TORRES RIOSECO. José JOAN TABLADA. 4 Te entregaré mi corazón inerte para que le des nuevo florecer; tú le conducirás hasta la muerte en tus ojos de blando amanecer.
Mira que está trizado de amargura y que su ciencia es un llorar sig fin, mira que es fragilísima su hechura como una tnelodía de violín.
Te lo entrego desnudo. Frente a frente venció a la vida y maniato a la suerte, tú le has de conducir devotamente hacia las playas grises de la muerte. Alzar el puño y atacar de frente, vivir de prisa y ser sentimental, darse al amor y al mundo totalmente y cultivar la flor del ideal. cuando ya cansados de la gente, después de saborear el bien y el mal, volvamos al terruño humildemente tendremos una casa y un rosal.
Mujer, la curva frágil de mi verso es un ala que bajo el oro lánguido de la tarde resbala.
por tu belleza altiva de corte parisino y que va lasta tu boca para aprender su trino.
Mi verso se ha putrido de tu clara belleza, tu cabellera loca, tu boca satiresa, tus ojos buscadores, tu vieja aristocracia le ban dado la suprema majestad de su gracia.
Pero esto me ha costado llanto de mar, amargo llanto que ha descendido como un arroyo largo, pena callada y firme que se aprieta en el pecho, mano crispada y comba que ha boradado mi lecho.
Todo esto, y en las tardes las alas anbelantes se me tienden al lado de las aves errantes para seguir sin rumbo por el cielo celeste oro y rosa buscando. hacia el este. hacia el este.
Oh, si yo te tuviera como tengo esta casa, este sol, estos libros, este río que pasa, como tengo mis sueños dolorosos y buenos, como tengo mis pájaros, como tengo mis hepos!
Si estuvieras tan cerca como están las estrellas, si otra vez escuchara las palabras aquellas que una noche de fiesta me dijera tu boca acaso floreciera de su fondo mi roca.
Me pondría en los ojos toda tu cabellera para llenarme el alma de uua gran primavera!
Me darían sus fuegos tus pupilas hermosas para que todo el mundo se llenara de rosas. Oh, qué gran fiesta entonces! Venid doncellas griegas, con los muslos desnudos, venid niñitas ciegas a ver la luz de Mayo, abrid todo camino para que venga Cristo y el bufón y el pollino. en cambio, estar seguro de que nunca tu vida vibrará con la mía de amor extremecida, comprender que otros brazos tendrán los tuyos presos, saber que en otra boca se doblarán tus besos.
Sol de Mayo en las eras. Sobre verde, en la huerta un petirrojo canta con la garganta abierta. 5 Aquí en mi llano agreste siento mi altitud, vierto un licor celeste de recia juventud.
En siglo veinte pleco me levantaré, firme, altivo, sereno, yo caminaré.
Encenderé mi fuego. Tu, hermano, lo ves, mi voz será de ruego y de Eclesiastés.
Seré cantor de América, fuerte y vibrador, con emoción ibérica, nativo temblor.
La espada de Rodrigo domadora en la lid, el gesto audaz, amigo de Atahualpa y del Cid.
Beberé gota a gota, médula espinal, de este mi siglo idiota y sentimental.
Rimaré en parla ruda y en copo sedar, sobre la esfinge muda me pondré a trovar.
Seré diámetro lirico de la humanidad, en este siglo empírico de sabio y de abad. con vino latino me emborracharé, con chulo y asesino fraternizare.
De prostituta y monja Larć mi verdad, mi corazón la esponja de la humanidad.
Aquí en mi llano agreste siento mi altitud, vierto un licor celeste, recia javentud.
El corazón doliente de mi lira está enfermo de un dulce apetecer, quiere, para encenderse como pira unas manos ardientes de mujer.
Corazón que se crispa y desespera en la sonrisa del amanecer, sería el leño grande de una hoguera acariciado en manos de mujer.
Nudo apretado de emoción y llanto deshaciéndose en el atardecer, se trocaría en larmonioso canto entre unas manos blandas de mujer.
Se está muriendo de una inquietud fina y anda todo medroso del placer, como el cuerpo de una golondrina prisionera entre manos de mujer.
Corazón que ha cuajado la amargura en un infatigable recoger, está, recien nacida criatura esperando dos manos de mujer.
Ya este pavor se me bace más profundo, ya este vaso de amor se va a romper, yo ando loco buscando por el mundo upas manos ardientes de mujer. Williamstora, Mass. 1919. Envío del Autor. 1) Del señor Torres Rioseco tenemos en prensa un tomo do versos: Ek el ENCANTAMüxto. Lo prologa el señor Brenos Mesén. Este documento es propiedad de la Biblioteca electronica Scriptorium de la Universidad Nacional, Costa Rica