Repertorio Americano 213 sona, Público. Léase ahora lo que dice el redactores. han acogido a la vez la la muchedumbre, eso que nadie quiere.
diario La Noche que ve la luz asimis información susodicha.
Nefelis lo miraba, casi desfalleciente.
mo en Montevideo. NUESTRO Go. Por lo que a nosotros respecta, Era un hombre huesoso, hirsuto y BIERNO LA CAUSA DOMINICANA. creemos estar en condiciones de infor barbado, cuya barba resaltaba enor.
LAS GESTIONES ANTE Estados UNI.
mar que el gesto que se atribuye al memente en su cara flaca. La cabeza DOS. Los diarios argentidos han Primer Mandatario y a su Ministro parecía hecha únicamente de pelos.
recogido una información procedente de Relaciones, no constituye la ini. Cuatro grandes dientes faltaban a la de esta capital, según la cual el Presi. ciación de una gestión diplomática, mandibula superior; la barba salida, dente de la República y el Ministro siendo, en realidad, la continuación de tapaba el bigote: detalle, que era ho.
de Relaciones Exteriores, con motivo gestiones confidenciales en favor de la rrible. Su cuello estreclio salía de de la llegada de la misión norteameri independencia dominicana, que nues. un manto de lana, excesivamente su.
cara que preside Mr. Colby, y apro tra Cancillería comenzó hace dos años cio y caprichosamente plegado, Las vechaudo la estada de los equbajado ante el gobierno de, Washington. piernas. parecían más cortas que el res intelectuales dominicanos señores »Aclarada así las cosas, está demás torso. No era di grande ni pequeño, Heoríquez y Ureña y Hepríquez y decir que aplaudimos sin reservas la pero la lámpara abandonada sobre el Carvajal, se proponen insinuar al actitud del Presidente Brun y de su suelo doblaba su cuerpo en inmensa diplopiático estadounidense, el agrado Ministro señor Buero, como está de sombra: una mitad cubría el muro de con que el Uruguay vería una solución más decir que estabios de todo corazón la estancia y la otra el cielo.
feliz del conflicto actualmente en pie con la causa dominicana. Cruzó los brazos violentamente, entre la Unión y Santo Domingo. Los diarios serios de Montevideo, MORILLO MANUEL CESTERO metiendo las manos bajo las axilas. Ah! dijo: el lecho perfumado!
que tienen en sus colegas argentinos iPétalos de rosas, una ánfora de vino el mejor servicio de repórteres, y, FLORES CABRERA fresco. Se esperaba a algún convidado a veces, hasta un selecto cuerpo de Febrero de 1921.
que no era yo! Mientras el hombre va a la guerra, su mujer se entrega al desenfreno. Ah! ah. las coropas de La noche de Primavera bastante para producir páuseas. la flores. Pero siento un olor a mirra, lo lámpara que, exbala humo negro.
Todo esto vive la prostitución de tu Nerelis, sentada sobre su manto No me busques, murmuró, yo casa, ime comprendes? Hola. quítate ligero, detrás de la puerta del estoy aquí. Te precedo, ven ligero: el traje florido y has tu oficio! Eh aquí jardín parecía aguardar alguna per tengo miedo de los esclavos y de que un dracma.
se uos espíe. Soy yo. Al salir de las Lavzada a través del cuarto, la pieza La noche era tan profunda bajo los malezas del jardín, verás un poco mi de plata rechazó en el vientre de Neárboles que los ojos no veían ni las sombra.
felis, quien ahogó un grito en el si.
manos y solamente el perfume de las Marchaba en la punta de los pies. lencio.
hojas revelaba su presencia. Todo Sus pequeñas sandalias se posaban Miserable. exclamó con una voz dormía: los habitantes de otros jardi apenas en la arena o el mosaico.
trausparente. Tú sabrás lo que cuesta nes cercanos, los pájaros escondidos, Una rama que tocara ligeramente la hablarme de esa manera. Si, tengo los rumores invisibles. El silencio de hizo temblar; no fué sino una queja marido y tengo un amante; la puerta la tierra era tau puro como el silencio furtiva entre dos vastos silencios, y del jardín se ha vuelto a abrir y mi de las sombras. Nefelis, inmóvil, se las flores, al moverse, echaron a volar amante está allá en el comedor: viene, mantenía con los dedos unidos bajo sus esencias perfumadas.
se acerca y si te encuentra aquí, molas rodillas y la cabeza erguida.
Entró en su cuarto y corrió hasta el rirás como un gusano.
No quería moverse de aquel sitio. nicho en donde había colocado un. Tu amante me matará? dijo el No acostumbrada a los artificios de la velo sobre la lámpara de tierra para desconocido. Qué we hará con eso?
seducción, temía remover un solo amortiguar su claridad sin extinguirla Hace cien años que morí. Me prepliegue de su manto, por miedo de. y cuando hubo un poco de luz reguntas mi nombre? Soy el rey de que los perfumes de su cuerpo se per.
torno: Egipto; embalsamado.
diesen en el impulso de un gesto. Oh! Dioses! exclamó. Oh! DioNefelis se pasó lentamente las masabiendo que había venido demasiado ses, dioses, dioses, si no es él!
nos por la cara para sentir, a lo largo temprano a la cita, aguardaba con pa El hombre avanzó hasta el centro de ella, el terrible frío del miedo.
ciencia, contenta, ebria de esperanza. de la pieza. La joven retrocedió hacia Estoy perdida: es un loco.
Afuera un dedo tocó la puerta dul la pared que su espalda tocó brusca.
cemente.
mente y sus manos echadas hacia atrás Ya.
vagaban sobre ella.
El hombre, viéndola palidecer, re.
Sin hacer ruído, Nefelis quitó la. Quién eres tú?
plicó sonriendo: pesada barra de la puerta y la hizo No soy él, acabas de decirlo. No No grites, linda amiga, o te mato; girar sobre sus goznes aceitados. Oyó estás suficientemente advertida? Existe y para ti, que no estás muerta, será un paso sobre la arena, pero no vió él. no es cierto. y el resto del mundo.
cosa distinta que para mí, que soy un sino la noche degra.
Yo, yo soy el inundo: la humanidad, cadáver. Mira mi carne de momia. con un movimiento rápido se quitó todos sus vestidos, e irguiéndose completamente desnudo. Decías hace un instante que la puerta se había vuelto a abrir. No es De las buenas es la mejor. Por la bondad de posible. La barra que la guarda quedó sus materiales y por la belleza de sus formas.
asegurada. die hay en el jardín: 100 varas al Norte de la Libreria Lines.
nadie en el corredor. Haz tú oficio, amiga, ya te he dado un dracbia. ZAPATERIA GAMEZ Este documento es propiedad de la Biblioteca electronica Scriptorium de la Universidad Nacional, Costa Rica