toi Repertorio Americano 329 sonrosadas cebollas, melones y savdías, que hablan de las Arabias y las Andalucías; calabazas y nabos para ofrecer asuntos a madame Noailles y a Francis Jammes juntos. veces me detengo en la plaza de abastos, como si respirase soplos de vientos vastos, como si me entrase con el respiro el mundo.
Estoy ante la casa en que nació Raimundo Lulio. en ese instante mi recuerdo me cuenta las cosas que le dijo la Rosa a la Pimienta. Oh, cómo yo diría el sublime destierro y la lucha y la gloria del mallorquín de hierro. Oh, cómo cantaría en un carmen sonoro la vida, el alma, el pumen, del inallorquín de oro!
De los hondos espíritus es de mis preferidos.
Sus robles filosóficos están llenos de nidos de ruiseñor. Es otro y es bermano del Dante. Cuántas veces peusara su verbo de diamante delante la Sorbona vieja del París sabio. Mi emoción, mi entusiasmo y mi recuerdo amigo, y el banquete de La Nación, que fué estupendo, y mis viejas siriogas con su pánico estruendo, y ese fervor porteño, ese perpetuo arder, y el milagro de gracia que brota en la mujer argentina, y mis ansias de gozar de esa tierra, me pusieron de nuevo con mis nervios en guerra, me volví a París. Me volví al enemigo terrible, centro de la neurosis, ombligo de la locura, foco de todo surmenage, donde hago buenamente mi papel de sauvage encerrado en mi celda de la rue Marivaux, coufiando sólo en mí y resguardando el yo. si lo resguardara, señora, si no fuera lo que llaman los parisienses una pera! mi rincón me llegan a buscar las intrigas, las pequeñas miserias, las traiciones amigas, y las ingratitudes. Mi maldita visión sentimental del mundo me aprieta el corazón, y así cualquier tunante me explotará a su gusto.
Soy así. Se me puede burlar con calma. Es justo.
Por eso los astutos, los listos, dicen que po conozco el valor del dinero. Lo se!
Que ando, nefelibata, por las nubes. Entiendo.
Que no soy hombre práctico en la vida. Estupendo. Sí, lo confieso, soy inútil. No trabajo por arrancar a otro su pitanza; no bajo a hacer la vida sórdida de ciertos previsores.
Yo no ahorro ni en seda, ni en champana, ni en flores.
No combino sutiles pequeñeces, ni quiero quitarle de la boca su pan al compañero.
Me complace en los cuellos blancos ver los diamantes.
Gusto de gentes de maneras elegantes y de finas palabras y de nobles ideas.
Las gentes sin higiene ni urbanidad, de feas trazas, avaros, torpes, o malignos y rudos, mantienen, lo confieso, mis entusiasmos inudos.
Si el sportman es Petronio con él mis gustos son; porque si no, prefiero a Verlaine o a Villón.
No conozco el valor del oro. Saben esos que tal dicen lo amargo del jugo de mis sesos, del sudor de mi alma, de mi sangre y mi tinta, del pensamiento en obra y de la idea en cinta. He nacido yo acaso hijo de millonario. He tenido yo Cirineo en mi Calvario. Cuántas veces he visto su infolio y su astrolabio en una bruma vaga de ensueño, y cuántas veces le oſ hablar a los árabes, cual Antonio a los peces, en un imaginar de pretéritas cosas que por ser tan antiguas se sienten tan hermosas!
Excúsame, si quieres, ob Juana de Lugones, estas filosofías llenas de digresiones.
Mas mi pasión por Ramón Lull es pasión vieja, perfumada de siglos de verso y de conseja.
Núñez de Arce hizo un bello poema. Núñez de Arce, blancos pétalos sueltos del azahar esparce. mas Ranión Lull es un limonero de Hesperia injerto en el gran roble del corazón de Iberia, que necesita el Hércules fuerte que lo sacuda, para sembrar de estrellas nuestra tierra desnuda.
VI IV Tal continué en París lo empezado en Anvers.
Hoy, heme aquí en Mallorca, la terra del foners, como dice Mossen Cinto, el gran Catalán. desde aquí, señora, mis versos a ti van, olorosos a sal marioa y a azahares, al suave aliento de las Islas Baleares.
Hay un mar tan azul como el Partenopeo. el azul celestial, vasto como un deseo, su techo cristalino bruñe con el sol de oro.
Aquí todo es alegre, fino, sano y sonoro.
Barcas de pescadores sobre la mar tranquila descubro desde la terraza de mi villa, que se alza entre las flores de su jardín fragante con un monte detrás y con la mar delante.
Veo el vuelo gracioso de las velas de lona, y los barcos que vienen de Argel y Barcelona.
Tengo arbolitos verdes llenos de mandarinas; tengo varios conejos y unas cuantas gallinas.
Y, conforme el poeta, tengo un Cristo y un Máuser.
Así vive este hermano triste de Gaspard Hauser.
Hice una pausa.
El tiempo se ha puesto malo. El par a la furia del aire no. cesa de bramar.
El temporal no deja que entren los vapores. un yacht de lujo busca refugio en Porto Pi.
Porto Pi es una rada cercana y pintoresca.
Vista linda; aguas bellas; luz dulce y tierra fresca. Ah señora, si fuese posible a algunos el dejar su Babilonia, su Tiro, su Babel, para poder venir a hacer su vida entera en esta luminosa y espléndida ribera!
Hay no lejos de aquí un archiduque austriaco que las pomas de Ceres y las uvas de Baco cultiva, en un retiro archiducal y egregio.
Hospeda como un monje y el hospedaje es regiom, Sobre las rocas se alza la mansión señorial y la isla le brinda ambiente imperial.
Es un pariente de Jean Orth. Es un atrida que aquí ha encontrado el cierto secreto de su vida.
És un cuerdo. Aplaudamos al príncipe discreto que aprovecha a la orilla del mar ese secreto.
La isla es florida y llena de encanto en todas partes.
Hay un aire propicio para todas las artes.
En Pollenza ha pintado Santiago Rusiñol cosas de flor de luz y de seda de sol. hay villa de retiro espiritual famosa: la literata Sand escribió en Valldemosa un libro. Ignoro si vino aquí con Musset, y si la vampiresa sufrió o gozó, no sé. Por qué mi vida errante no me trajo a estas sanas costas antes que las prematuras canas de alma y cabeza bicieran de nií la mescolanza formada de tristeza, de vida y esperanza. Oh, qué buen mallorquía me sentiría ahora. Oh, cómo gustaría sal de mar, miel de aurora, al sentir como en un caracol en mi cráneo el divino y eterno rumor mediterráneo!
Hay en mí un griego antiguo que aquí descansó un día después que le dejaron loco de melodía las sirenas rosadas que atrajeron su barca. veces me dirijo al mercado, que está en la Plaza Mayor. Qué Coppée, 200 es verdad. Me rozo con un núcleo crespo de muchedumbre que viene por la carne, la fruta y la legumbre.
Las mallorquinas usan una modesta falda, paſuelo en la cabeza y la treoza a la espalda. Esto las que yo he visto, al pasar, por supuesto. las que no la lleven no se enojen por esto.
He visto unas payesas con sus negros corpiños, con cuerpos de odaliscas y con ojos de niños; y un velo que les cae por la espalda y el cuello dejando al aire libre lo oscuro del cabello.
Sobre la falda clara un delantal vistoso, saludan con un bon di tengui gracioso entre los cestos llenos de patatas y coles, pimientos de corales, tomates de arreboles. 1) He leído ya el libro que hizo Aurora Dupio.
Foé Chopín el amante agus, iPobre Chopin. Este documento es propiedad de la Biblioteca electronica Scriptorium de la Universidad Nacional, Costa Rica