192931 Repertorio Americano tiempo que el cristianismo, pero poso. pleta. Así se tiraba realmente al alma mente a su origen orgánico, sale de las tros no somos ni podemos ser ya paga. de la Nación aborrecida.
excavaciones como si fuera el propio nos ni cristianos. Necesitamos cons Precisamente, al declararse la guerra, hedor de la ciudad muerta.
truir otro templo a la nueva dignidad, tocaban a su fin los trabajos de repara Vaya a Reims y visite la catedral el en que se nos revelará un día, quién ción, que habían durado 30 años. que quiera saber lo que es la tristeza.
sabe cómo, el ideal trascendente: es En 1912, cuando visité la catedral, El que desee hartarse de desolación, decir, la noción de inmortalidad que cubría gran parte del edificio una hable con los doloridos viejos de reside en nuestro espíritu, manifes. inmensa andamiada: catre protector Reims.
tándose como bondad, verdad y be del formidable bosque de piedra. Al He abi el «maires anciano en cuyos lleza.
pie de las murallas notábase mucha ojos arde todavía la quemadura de las iBelleza! He aquí el siguo histórico escultura caída o bajada de cornisas lágrimas devoradas, en cuyas barbas de nuestra raza: la greco romana, a la y edículos, en espera de restauración, tiembla aun el espanto de los horrores cual pertenecemos por la latipidad. y que mucho me sirvió para estudiar que debió soportar por todos. Dolien.
Raza de belleza es lo que somos. Ca. la zoología y la botánica decorativas tey aun de catástrofe, pero llenos, eso mino de belleza es el que tomamos de los artistas medioevales.
sí, de dignidad, de patriótica confianza, para alcanzar la justicia y la bondad. Pero nada de escombro había en eso. enseñan al amigo de lejanas tierras el Satisfacción estética lo que buscamos Era, téngolo escrito ya, como la leña inmerso relicario de arte y de historia en la verdad misma.
naturalmente desprendida del suso que constituyen esas ruinas. Repre. belleza era ante todo la catedral dicho bosque gótico, tan opulento, sentan sin saberlo una trágica curio.
asesinada.
que no disminuía con ello la decora. sidad: son, como aquellos sobrevivienBien que me la represento en aque. ción en forma perceptible; inagotable tes del siglo v, para quienes era novela llos serenos días de 1912, cuando vi. de flores, frutas, hojas, ramas, troncos, recreativa el Apocalipsis, los que vieron. nimos aquí para verla, en peregrina. volutas, animales, monstruos, la selva la invasión bárbara. Dijerase que per.
ción gótica, por decirlo así, con la de belleza; mientras por dentro, el mapecen soterrados bajo la horrenda inseparable, que traía como una de ramaje perende de la piedra seguía violencia. La tranquilidad sobreviaquellas lámparas ruskinianas de su tamizando la espléndida luminaria de niente con la victoria les ha apagado predilección la genuina claridad del las alegóricas rosas de cristal caladas la mirada y la voz. como son del alma compañera. Llegábamos justa en los muros, rumoreado de música mismo tipo étnico que las estatuas de.
mente a la hora de llegar, que es la por los órganos, abrumado de perfume corativas de la catedral, parecen formar tarde. La catedral se alzaba en la glo. por el incienso, en un simultáneo parte del idéntico destrozo. La polva.
ria del sol poniente y hacia ella volvían esplendor de primavera, estío y otoño reda de las ruinas que se les pega ya las palomas.
que le creaba el arte con luces de colo. impóneles una especie de petrificación pesar de su importancia indus res, profundas melodías y recidas pre medioeval. Es conio si vinieran de letrial, demográfica y política, Reims ciosas. La nave alzaba así su oración jos, sobrellevando una fatiga enorme, era la catedral. Así, templo y ciudad de piedra que afuera, en el pleno azul remotos, atópitos: tristísimos. Traen han muerto juntos. Conocida es la de la inmensidad, las torres esparcían consigo el silencio, que es ahora el estadística, que sólo recuerdo para pre orfebrada por los repiques, exaltada alma de la ciudad. Porque en vano cisar la destrucción: al firmarse el por la revibrante vertical de pilares, crepita el motor, chifla la válvula de armisticio, de 14, 000 casas que forma. gables y agujas; mientras bajo cada tal cual máquina que reconstruye o bao la planta urbana había 60 habi. ojiva el sol de la tarde parecía anidar fabrica, o grazpan las cornetas y ba.
tables. Durante cuatro años las escue. en oro místicos pajaros cantores. Al ladran las sirenas de automóvil. El si.
las habían funcionado en sótanos modo de upa celeste llama, la plegaria, lencio de las ruinas lo absorbe todo en cudidos por los bombardeos. Tres que es el gótico, se iba de punta hacia su inmensa cavidad. La muerte del so.
años después de cesar las hostilidades, la inmensidad, como las espadas y las nido no es lo menos trágico en esta y a pesar de la continua reconstruc. mitras. Ambas torres, en la múltiple ciudad de la muerte, ción, no hay más que escombros. El alegoría, representaban efectivamente Un grande anciano de Reims forma, revuelto suelo cretáceo lo amortaja la doble cúspide del tocado episcopal sin embargo, excepción entre aquella todo con su polvareda blanca. Parece y la flecha central erigíase como una vejez meditabunda sobre los negros como si acabara de pasar la maldición espada ofertoria. Alguna golondrina, umbrales: el arzobispo, cardenal de bíblica que asolo la Pentápolis del revolando en torno, acentuaba el mo Lucon, que en la residencia donde ins.
Mar Muerto, echando sobre las ruinas vimiento ascensional de las líneas con tala de prestado su sede palaciega, nos funestas la ceniza de Jehová. Pero no. ligero vértigo de éxtasis, como un recibe tras larga jornada pastoral, de La furia del bárbaro superó a la cólera alwa, desprendida ya, pero aun obs. buen grado interrumpida, apara salu.
de los númenes de odio. vuelve a cura de proximidad terrestre.
dar a los amigos de Francia. la memoria la tan recordada cita de IY ahora. Es un tipo notable de esa vitalidad Heine, que sabía a que atenerse. un Una desapacible mañana en que se gala, recia y vivaz, que Clemenceau a día u otro, el ardor guerrero del ger. exaspera polvoriento el frío anormal su vez representa, por decirlo así, del mano se despertará y destruirá las ca. de la seca, martiriza los huesos del lado «inferual» de los azules. Nunca tedrales góticas. enorme cadáver. La tablazón defen he vistoʻ80 años más sólidos en la ro.
Reims, como Paris, era una cosa siva de los trabajos de restaurar su. busta estructura corporal, más seguros esencialmente francesa. Desde el fa. giere desencajaduras de féretro. Flo. en la firmeza del ancho rostro, que la moso milagro de la ampolla de óleo, tan como pellejos de momia descla. rasura canónica releva con el pulique el Espíritu Santo trajo para ungir vadas arpilleras. La vida que se afana mento mate de la pálida caliza local, a los reyes, la historia de Francia es en las calles semiobstruídas o torcidas más serenos en la honrada precisión una misma con la historia de la cate. aun, no alcanza a desenterrarse de los de la palabra, suelta, sin embargo, con dral. Nada extraño, pues, que la des. escombros. Tal cual árbol que escapó abundancia generosa, más claros en la trucción del templo augusto, como la de los bombardeos, tal cual jardinillo franqueza de los ojos benévolos. Nada de París, contara o cuadrara bien, si rehecho, ceden bajo el agobio sepul. menos pulido por la devota jabonadura fué ocurrencia posterior, en el plan de cral, lívidos de creta. El olor cadavé. y la macilenta compunción del semianiquilamiento. El templo y la ciudad, rico que exhalan las capas profundas nario. Acto continuo se advierte que pues, eran, repito, una entidad com: de esta substancia, debido probable. está uno en presencia de un hombre. Este documento es propiedad de la Biblioteca electronica Scriptorium de la Universidad Nacional, Costa Rica