188767 Repertorio Americano Lo REPERTORIO BAKE hijos a casa de su suegro, y se marchó a Assam. Era la primera vez que ma.
OS: CUENTOS DEL rido y mujer se separaban.
Este incidente indispuso a Sasikala con su hermanito. El encono que no puede pasar de los labios, se siente dentro mucho más vivo. Mientras el. chiquitio mamaba y dormía tranquila.
wente, su hermana mayor, con un mal LA HERMANA MAYOR humor petulante, encontraba mil razones, que el arroz estaba frío, que los POR RABINDRANATH TAGORE niños no iban a su hora a la escuela, cosas así, para at rmentarse y atormentar a los demás a todas las horas jos, Sasi, en el mediodía primaveral, del día y de la noche.
tendida en el lecho de la separación, Pero la madre murió poco después, Después de haber enumerado dete comenzó a soñar, en su cuarto solita y, antes de morir, confió su niño al pidamente las hazañas del marido rio, el dulce sueño de la novia reto cuidado de la hija. Entonces, el niño malo y tiránico de una infeliz mujer. ñante de juventud. El amor del cual sin madre le cogió fácilmente el coradel lugar, Tara, vecina de ella, dictó había sido, hasta entonces, incons. zón a la hermana. Se echaba sobre secamente su sentencia: aiQue le que ciente, la despertó de pronto, con su ella, berreando como un torito, y, men la boca a semejante hombre. música suspiradora. Vagó, largamente, con toda su alma quería meterse la Oyéndola, la mujer de Yoygopal río de la ilusión arriba, y igué de cas boca, la nariz, los ojos de Sasi en su Babu se tesintió mucho. No está bien tillos dorados, cuántos verjeles vió por boca chiquitita; le agarraba el pelo con en las mujeres desear, sean las cosas las orillas. pero no le fué posible en. sus manitas, y decía que no se lo sol.
como sean, peor clase de fuego, para contrar donde afianzarse entre sus bo taba; se despertaba antes de ser de día, la boca de un marido, que el fuego de rradas esperanzas de felicidad.
y, rodándose hasta ella, la estremecía un cigarro. Desaprobó modosamente Se empezó a prometer que, en cuanto con su roce suave, balbuciendo como la sentencia, pero la muy empedernida viniera su marido, la vida no sería ya un arroyuelo alborotado; luego la llade Tara añadió con redoblado ensaña tan sosa como antes, para ella, ni la maba Yiyi y Yiyima; y, lo mismo en miento. Más valiera ser viuda en primavera llegaría en vano. Cuántas las horas del trabajo que en las del siete nacimientos, que mujer de un veces, por una necia disputa o una descanso, haciendo todo lo que se le marido como ese. dicho lo cual, cortó riña topta, había fastidiado a Yoygo prohibía, comiendo todo lo que no de.
la tertulia y se fué.
pal! Ahora, con toda la inocencia de bía o yéndose a donde no se le dejaba, Sasi se dijo: No puedo imaginarme su corazón arrepentido, juro que nunca era un verdadero tirano de su hermana.
en un marido ofensa capaz de ponerle más volvería a ser impaciente, que ya Sasi no sabía ya resistirse, y se rendía a una tan mal corazón contra él. po se opondría a lo que él quisiera, por completo al caprichoso tiranillo.
siguiendo el bilo de su pensamiento, que sobrellevaría todos sus mandatos toda la ternura de su alma amorosa y se someterla con ternura a cuanto el II fluía hacia su marido ausente. Se echó, deseara, bueno o malo; porque el ma.
abiertos los brazos, en el lado de la rido lo es todo, el objeto más entraña El niño se llamaba Nilmani. Al cama donde el acostumbraba acostarse, ble del amor; el marido es divido. cumplir los dos afios, su padre cayó y besó la almohada vacía, que tenía el Sasikala era hija única y muy mi. enfermo de cuidado; y Yoygopal reciolor de la cabeza de Yoygopal. Luego, mada. Por esta razón, Yoygopal, aun bió una carta en la que se le decía que cerrando la puerta, sacó de una caja que dueño solamente de una pequeña viniera corriendo. Cuando, después de de madera una vieja fotografía casi fortuna, no se preocupaba gran cosa muchas dificultades, tuvo permiso y desteñida y algunas cartas de él, y se del porvenir; que su suegro poseía lo pudo venir, Kaliprasanna estaba en sentó a mirarlas. así pasó la siesta bastante para tenerlos a lo príncipe en la agonía.
callada, sola en su cuarto, reviviendo un pueblo como el suyo.
Kaliprasanna confió a Yoygopal la recuerdos antiguos, entre suspiros y entonces, en la ancianidad, y tutela de su piño, y dejó a su hija una lágrimas de tristeza.
cuando menos podía sospecharse, le cuarta parte de sus bienes; así es que No era yugo reciente este de Sa nació un hijo al padre de Sasikala, la Yoygopal abandonó su empleo y se sikala y Yoygopal. Se habían casado que, a decir verdad, se resintió mucho volvió a su casa, a ponerse al frente muy jóvenes y habían tenido varios para sus adeotros, por el inesperado de lo suyo.
hijos; y con tantos años de compañía, suceso, injusto e impropio de sus pa. Marido y mujer se reunían de nuevo, los días se les pasaban de una manera dres; y a Yoygopal tampoco le sentó después de la larga ausencia. Si un fácil y corriente. Ni de una parte ni muy bien la cosa.
cuerpo material se rompe, puede jun.
de la otra había existido nunca síntoma El cariño de los padres se concentró tarse otra vez; pero cuando una larga alguno de excesiva pasión. Llevaban sin en aquel niño de sus años viejos. separación aparta a dos seres humanos, separarse iba ya para diez y seis años, Cuando el recien nacido, el diminuto no vuelven ya a reunirse en igual sitio cuando, de pronto, el marido tuvo ne y soñoliento cuñado agarró en sus dé. y al mismo tiempo, que el entendi.
cesidad de irse, que lo llamaban para biles puñitos todas las esperanzas y las miento es cosa viva y en todo iostante unos asuntos; y entonces se desperto ilusiones de Yoygopal, éste se fué a crece y se cambia.
en el alma de Sasi un gran impulso de Assam y buscó allí colocación en un Sasi, el encuentro le produjo una amor. Mientras la separación ponía jardín de té.
emoción nueva. El aphelo nacido con más tirante el lazo, el nudo del carifio Sus amigos le aconsejaron que bus. la ausencia había disipado por com.
se apretaba más, y la pasión, cuya case trabajo más cerca; pero Yoygopal,. pleto el entumecimiento en que la haexistencia no había sentido nunca Sasi, bien por un sentimiento de resquemor, bía tenido el hábito de su viejo matri.
la bacia ahora palpitar de dolor. o por creer que podría medrar fácil. monio; y le parecía ahora que recobraba Vino a ocurrir que, después de tanto mente en el jardín de té, no les hizo a su marido mucho más suyo que antiempo, y a sus años, madre ya de hi caso. Mando, pues, a su mujer y a sus tes. No había ella jurado en su pen. Este documento es propiedad de la Biblioteca electronica Scriptorium de la Universidad Nacional, Costa Rica