4 Repertorio Americano ne hogar de la chimenea; enseguida, el Eso es lo mismo que diría mi ver con malos ojos todo lo que le evomarco. luego otro y otro. Dos años padre, caballero. contestó Rupert, caba su frío y crudo materialismo.
de trabajo principiaron prouto a chis apartándose de allí.
Rupert cambió de tren y cuando se porrotear detrás del enrejado de Una hora más tarde había pasado aproximaba a su casa, sus pensamienla chimenea, y Rúpert, agazapándose por las formalidades de la aduana e tos se volvieron a ella. Preguntóse cerca del fuego en su traje de dormir, iba en un automóvil con su equipaje. qué haría al llegar. Era probable que comenzó a trazar con desconsuelo los Mientras contemplaba la orilla del río, encontrara a su padre restablecido y planes de su regreso: primero que todo, pensaba en los tranquilos quais del entregado a sus faenas. Había tenido la agencia de vapores; luego enviaría Sepa, donde los botes se deslizan vagas esperanzas de encontrar un teleun mensaje anunciando la fecha en perezosamente y puede uno curiosear grama a su llegada a Nueva York, que debía partir.
por horas enteras el contenido de los pero no encontró pinguno. Probablepuestos de los libreros de viejo. Pero mente a su madre no se le había ocuII a uno y otro lado irguiéronse pronto rrido que podía enviar uno al vapor.
los grandes edificios del comercio de comenzó a pensar en ella.
Aun no había zarpado del Havre el Nueva York: espléndidos y fríos mo. Era una mujercita delgada, cuyo vapor francés en que viajaba, cuando numentos de la vida mercantil de la rasgo predominante de carácter era ya Rupert empezó a arrepentirse de pación. fué exhalando un suspiro de una dulzora suavemente sumisa. De su resolución. Así como durante dos alivio como se echó al cabo en un ella había heredado Rupert la pequeña años había encontrado en el arte y en asiento, al lado de una ventanilla, en estatura, la delicadeza de la piel, la la bohemia del barrio latino un refugio el tren que debía conducirlo a su casa. suavidad del cabello y el amor por la seguro contra las cosas que le mortif. Pero aun allí lo hostigó una intermi. belleza. En sus relaciones con el hijo caban en su padre, del mismo modo se nable sucesión de carteles de anuncios. la dominaba enteramente su marido; las recordaban abora los americanos Entre un aviso de medias de seda y y Rupert sabía de antemano que el que viajaban a bordo.
otro de píldoras hepáticas, divisó un modo como le daría la bienvenida sería Había entre ellos una multitud de cartelón que promulgaba esta divisa: preparando y colocando tímidamente comerciantes que regresaban de París «Dios es amor. delante de él los mismos platos de que con las modas de primavera, y mien ¡Así crean ellos una moda aun para más gustaba cuando pifio. iPobre y tras los veía pasearse por el puente la propaganda de su religión por medio sencilla madre. No acertaba a comrefexionaba desdeñosamente: alos Es de anuncios, pensó Rupert. El prender que ya el hartarse de dulce de tados Unidos de nuevo: menguada no «ellos) era inconciente, pues en su gengibre no era para él la más alta ciou del arte para crear modas por sí espíritu él se desligaba de los Estados delicia que puede alcanzarse en este misma, de modo que viene a copiar lo Unidos y los consideraba como si mundo!
que París inventa. lo largo de los fuera un extranjero. Pero aunque no Al cabo llegó a su destino y salió del puentes paseábanse los comerciantes. se percatara de ello, esta implacable tren. Dió órdenes en la estación para norteamericanos, los más de ellos po. notación de todo lo trivial y lo mate que le enviaran su equipaje y se marniendo a Francia de oro y azul y dis. rial, de todo lo desprovisto de alma chó a pie. Encontró a la ciudad tal cutiendo interminablemente sobre im en los Estados Unidos, era un esfuerzo como recordaba haberla dejado: tosca portaciones, exportaciones, dólares y involuntario por justificar su aleja e ivdeciblemente fea, con sus sucias dividendos. Lo mismo haría mi padre miento de su padre. Pues en la vida hileras de casas de obreros y sus fáde hallarse aquis, pensó Rupert con y carácter de su padre encontraba un bricas vomitando humo.
amargura. Después del primer día, se resumen de todo cuanto censuraba en Desde lo alto de una colina contemaparto de los demás pasajeros y buscó los Estados Unidos. Fué el áspero re pló la planta de John Crocker y Com.
la soledad en una lancha salvavidas, chazo de su temprano afecto de niño pañía, fundidores y fabricantes de en la cubierta superior.
el que condujo a Rupert, años atrás, máquinas, que se extendía en una En una ocasión, después de comida, a reprimir el cariño por su padre y a media docena de acres de terreno. Las fuese al fumadero, a saborear un chimeneas vomitaban humo y al traliqueur con su café. El sitio estaba vés de una de las enormes puertas lleno de bullapgueros compatriotas, entregados a una vergonzosa orgía percibió el brillo rojizo de una coREPERTORIO AMERICANO rriente de metal en fusión y comprenfinal, antes de llegar a la tierra de la dió que estaba cayendo en los moldes Revista de prensa castellana y exprohibición. Zampábanse un cock tail de arena. En esa planta la turbulenta: tranjera, tras otro con jactancia grosera, como De Filosofía y Letras, Artes, Cienvida de su padre habíase vertido tammuchachos precoces que se la echaran cias y Educación, Misceláneas y Docu bién año atras año, para tornarse a la de hombres. Rupert recordó análogos postre dura como el hierro y modeexcesos en que su padre había incuPublicada semanalmente por lada según las necesidades de la indusrrido. Nuụca volvió por el fumadero.
tria. Se preguntó cuál iba a ser su Al fin, una mañana, llegaron a QARCIA MONGE propia vida. Perseveraría, a pesar de Nueva York. En la cubierta todo era Apartado 533 la prohibición de su padre, luchando bullicio y alboroto. Los sirvientes saca.
por alcanzar el triunfo en el arte? Volbau los baúles de los camarotes, y los SAN JOSÉ, Costa Rica, viose bruscamente y echó a andar.
pasajeros se agrupaban extáticos a las En las afueras de la población, un barandillas. Al lado de Rupert enconECONOMIA DE LA REVISTA poco apartada del camino, estaba la trábase un caballero de grandes man.
casa de los Crocker, de tres pisos, y díbulas y papada bien afeitada que frabricada de ladrillos duros. Una por anticipado y solicitada ostentaba un tinte azulado. Cuando a la Administración.
mujer que estaba atisbando por una apareció la estatua de la Libertad, el Para el cxtranjero, ol número 15 oro am.
de las ventanas de arriba lo observo y caballero tosió, aclarándose el pecho: ei tomo (30 entregas)
se marcho adentro. Casi al momento. La misma tierra de Dios. ex.
serción.
se abrió la puerta de entrada y su clamó. Nuestra querida patria! En el contrato semestral de avisos se da 10 madre salió al vestíbulo a recibirlo. miró cou placidez hacia Rupert, Tenía el rostro delicado y redondo, la como solicitando su aprobación.
boca resignada y paciente; y 10tó, al mentos, El numero suelto.
La serie de números, pagada 50 00 suelto. 00 La página de avisos, por in.
20 00 de descuento. En el anual, un 10. Este documento es propiedad de la Biblioteca electronica Scriptorium de la Universidad Nacional, Costa Rica