Repertorio Americano 31 imprudente a los pies de plata de su pando el hilo de la plata. Las Parcas. Elena?
madre; asocia lo que ve con lo que ya no saben tejer. Las princesas lla. Aquiles?
oye. Medita, compara, resuelve: marán a los pájaros para desenredar Mis grebas están sin lustre; mi iSi ésta hubiera tenido los pies la niadeja. Lo que haga de día la hi escudo padece abolladuras; el filo de de plata. Ay, pero ni una huella en el landera casta, yo lo desharé por la mi espada está sordo. Haz que todo suelo, ni cómo rastrearla y seguirla! noche, iRedes de la mar, redes de la me sea aļistado para la hora de partir.
iTriste Menelao! Más ligeros son los mar. Os he tejido con mis cabellos Elena, descuidada, exhala su alına pies de Elena que los míos. Ella, como de cáñamo. Túnica, túsica de mi en una canción indiscreta: Iris, no toca el suelo; pisa eu la volun. ainado puerto! Yo la tejí para él; la Volveré contigo en cuanto el tad de los hombres con unas pisadas teñi en mi saogre venenosa.
otro.
invisibles, como tentaciones. Sus plan. el ansia de la tierra está suspen. Pero se detiene, sobresaltada, al tas huelen al jugo de todas las fores. dida de mis hábiles bados.
canto del gallo. Oh, qué hurtos, qué correrías por los. Día llegará: mis taloncitos souro. Aquiles, ya entre sueños y desva.
jardines! Elena a todos los hombres sados os redoblarán sobre el corazón. neciéndose, reintegrándose en el color podría decirles. Acuérdate, acuér. Día llegará: os llevaré en rastra al y los perfiles del suelo, tiene pesadillas date de aquel día. cielo, estrangulados en mis trenzas de uitólogo.
Elena, anonadada, se sonreía tré. de cáñamo. Porque yo soy vuestro Esto del talón vulnerable. mulamente. Si aquello fuera galanteo dueño. Hombres, todos los hombres: masculla. Gota hereditaria. Juvende jovencete o reclamo de evaporado, riAcuérdate de Aguel Día. gritadme tud disipada de mi padre Peleo. Sólo abí de las habilidades y couposturas. todos, y yo desfalleceré, trémula: tú me coinprendes. No se lo digas a que ella sabía. Pero oírse elogiar así, mente.
nadie, ni a Patroelo.
en tercera persona, frente a frente y Bien comen! a Aquiles a media Elena, entretanto, el vello cuajado como si fuera cristiana ipor sus pe voz, mientras ella se recoge en el de rocío, corre de puntillas a refu.
cados. es cosa que la desvanece, tré. wanto, jadeante, y lo abre y lo cierra giarse en el tronco de cualquier árbol. aurente.
como las alas de una niariposa luoar. el gallo, a voz en cuello, clarinea: La luna, entre las ruinas inopor. Bien: el gusto, algo asiático, poco. Acuérdate de aquel día!
tunas, asonia, vieja Celestina, fría a la ponderado: confusión de estilos y de vez que rozagante, pagada de sí. Algún épocas; el sabor, de claro; el olor, de ALFONSO REYES pajarraco burlón, en el horizonte, des mirra. Pero ello va con las aficiones de sti rama, proyectado sobre el astro del tiempo. nenos inal que no ha (España. Madrid. como una sombra chinesca, lo picotea, hecho el menor caso de estas ruinas lo picotea, con un regocijado chiar. romanas.
Cuando Elena advierte que ha ano (Arde bajo la luna, al fondo, una Del Anecdotario Infantil checido, echa atıás el manto, descubre ruina en forina de herradura, desporlos brazos hacia la luna, y capta: tillada como una dentadura vieja. Costarricense El apsia de la tierra está suspen Y: dida de mis manos.
Es una antigua canción de rueca. rreando de mis brazos! exagera Ele formaluiente con las vecinas; ellas Los ojos de Elena relampaguean fur na, arrebatada, mientras, en una ola le cuentan que comen sopa de moscas tivamente hacia Aquiles, el soldadón. de luz, la túnica se le. arrolla a los y canillas de zopilole, por lo que la Aquiles se acuérda de la infortunada pies, formando un nido, de donde chiquita hace ascos y gesticula. Luego.
Briseida, su dulce esclava.
salta ella, dorada, desnuda, bija del las vecinas. de buen humor le dicen El apsia de la tierra está suspen Cisne.
que su papá es muy feo, que está muy dida de mis manos. Venid a buscarme. Forma substancial de la luz. Cisne, viejo, que está arrugado. Ella se repor las tapias de mi jardín, al hora en flor de hielo: ahógame en tu cíngulo siente y contesta: que duerme mi señor y enmudece la de seda, y yo flotaré, cabellera inútil. Ay! no le diga así. no vé que pajarera. Las fuentes se han vuelto de sobre el río en que se baña mi madre papá es un Dios?
luz. Ay, Romeo. Ay, Calixto! joh bermanos míos. mientras vues»En la sangre de mi palomar se han tra honestidad se da topes en los picos teñido vuestros halcones. Al hora de de las estrellası, Luego trae dos inquietudes cuando la alondra os iréis de mí. Venid a bus. después, cruzando los brazos, vuelve a la casa: carme por las tapias de mi jardín. arrullando su propio seno. Papá. cómo es Dios. estará. senle cortejaréis con adivinanzas. Dos gemelos traigo yo en brazos, tado? y enseguida cuenta como le han como Salomón a la reina Balquis. Yo dos hermanos de leche. Castor se llama tratado al papá, le han diclo viejo os propondré los enigmas que me en el de la izquierda, y el otro es Pólux. alugado, señaba mi nodriza la Esfinge, con que Tiemblan como corderillos los dos. La vieja alugada sos vos.
supe conducir al Infierno, como Los Caballeros del Día y de la Noche. No, yo no soy alugada.
tigre por el cordón de seda, a aquel inis dos hermanos, me buscan cuando Vos sos la alugada, porque sos caballero alemán que me evocó, espan. ine les pierdo en las nubes crepuscu. vieja y fea, y yo soy chiquito.
tado, desde el trípode de las Madres. lares. Dos estrellas traigo en las manos. Ah sí! taniaño chiquitito de cien. El ansia de la tierra está suspen una la ambicionan para su corazón los años, iah sí!
dida de mis manos.
mancebos; la otra la imploran las vírni Ay padre, hermanos, esposo mío! genes para su frente.
No os lo ocultaré: lo han querido todos Día llegará, día llegará. Yo soy. AHORA está comiendo mangos con los dioses. Me ostentaré desde la torre vuestro dueño, y me transfiguro si. el dinero que le dió el papá. Por bro.
de Troya, para ver a los que luchan guiendo la ley de vuestros anhelos. ma, éste le pide un pedazo. Ella razo.
por mí, y todos lo adivinarán en esta Pero hay que desfallecer: algo inefable na con eptera lógica.
cabellera desordenada, en esta cabe. nos reclana. iTan chiche! Ya quiere que uno lo llera que me denuncia, revuelta con Elena tirita, entre la noche. mantenga. Por qué no trabaja?
las hojas del suelo.
Entretanto, Aquiles, como marido Gira, gira, gira, rucca mía, deva. que despierta de mal humor. Recogidas por Cordero Heredia. El ansia de la tierra está cho L4 chiquita de cinco años conversa.
a Este documento es propiedad de la Biblioteca electronica Scriptorium de la Universidad Nacional, Costa Rica