CENTRE COSTA Repertorio Americano 65 Biblioteca EL COCHE LA HOJA rosa, yo te invoco en la noche de mi destino cerca de una rama o junto a DISTANCIA, vacilantes, surgieron AL CABO de larga espera se levantó una flor.
en mitad de la carretera, de pronto, y abandonó el banco del jardín; con.
los focos lumicosos de un carro en templó por última vez con ojos inte.
marcha. Era uno de tantos coches de rrogantes la solitaria extensión del LAS PIEDRAS carrera, de cuatro asientos, tirado por camino y, resignada y silenciosa, redos caballos. Cuando estuvo cerca, gresó a su alcoba lentamente.
NO OBSTANTE la feracidad del suelo, oí ruido de voces; una mano blanca Mientras estuvo esperando en el ban. el rosal se iba secando lentamente, sin levantó una de las cortinas y clara co, había caído en su regazo una hoja que pudiera remediarlo la solicitud del mente pude distivguir las palabras veteada de amarillo, desprendida de riego, hasta morir al fin.
de una mujer joven. Ya vamos a la rama alta extendida sobre el sitio Ella no pudo resiguarse e impacienllegar. amado.
te escarbó hondo al pie de la planta Aquella voz siguió sonando mucho Se miró al espejo durante un rato, preferida. La raíz había topado con rato después en mi oído. aYa vamos y la visión de la hoja que momentos una piedra. No bacía falta más explia llegar. dónde? Al encuentro antes caía eu su regazo, produjo en su caciones.
quizás de unos labios amorosos que espíritu upa extraña sensación de frío, Del mismo modo había visto ella esperan impacientes el retorno de la Afuera la brisa otoñal sacudía las también en otro tiempo como, sin que ausente; a un inesperado encuentro ramas con melancolía.
la solicitud del riego hubiera polido que los va a llenar a todos de alegría: repiediarlo, moría un amor.
a poner la ședa de un beso en la tibia frentecita de un niño que alora duerUN VIAJERO me sonriendo en la cuna; al frío, al VÉSPER dolor. Quién sabe? LA indecisa claridad de las estreTendí la vista hacia atrás y ya el llas, me interné en el antiguo jardín LLEGÓ, y sobre un viejo tiesto que coche había desaparecido en las soni.
abandonado, refugio y reconstituyente contenía brasas extraídas del hogar, bras. Allá, lejos, vi temblar inciertas del espíritu en las horas de abatimiento.
puso un manojo de hojas secas reco.
las luces de la ciudad. Me desvié de Cerca de mi rincón se deslizó sobre gidas por ella misma al pie de una la calzada y tomé por un sendero a la la yerba un extraño viajero que cami. planta recinosa. Del tiesto surgió una izquierda; a poca distancia se advertía naba con lentitud, provisto de una lin. ligera columpilla de humo blanco que una suave luz que salía por una ven.
ternilla de luz intermitente. Llegó al se fué dilatando en el espacio a manera tana de cortinas de flores primaverales pie de un rosal vecino y escaló el de cendal, y un suave olor de paz y se proyectaba dulcemente en un tronco, avanzó con dirección a una aromó el lento adiós de la tarde. La jardín, y en mi corazón soparon eurama en cuyo extrenio se niecía una contemplé a través de la flotante gasa tonces, con alegría, las palabras que flor, y el nocturno peregrino se situó blanca que emergia del tiesto y su faz Dionientos antes yo había oído al pasar junto a la rosa; de la diminuta linter. radiosa, ligeramente velada por el cerca del coche que se perdió en las uilla emanó en aquel momento una cendal movible, me pareció aún más sombras.
suave luz de estrella que por breves bella, momentos bañó la flor en claridad de Momentos después surgía la estrella ensueño. En esto el viento sopló con de la tarde, velada su luz, ligeramente LA TELA DE LA ARAÑA furia sobre el rosal, y ya no supe más por las flotantes gasas del paciente.
del extraño viajero ni de su frágil linTomó del fondo de una gaveta del terpilla.
tocador una caja pequeñita de uso Gusanillo de luz, humilde viajero. LAS ESPINAS DEL ROSAL particular que contenía papel para nocturno quien sorprendió el hado cartas. Iba a escribir una de amor y vertiendo luz de estrellas sobre una INCLINADO sobre la tierra en up estaba muy emocionada. Tomó en la rincón del jardín aldeano, iba yo, a mano el fino portapluinas de nácar, sembrar un tallo de un rosal. Niño mas al acercarlo al pocillo de tinta se Repertorio Americano inex perto, quise antes, para evitar contuvo extrañada: upa arañilla cons.
todo riesgo que mis manos pudieran tructora que halló el sitio propicio Revista de la prensa castellana y ex correr en aquella labor, desprender del a la instalación de sus talleres, había tranjera.
tallo las espinas; el viejo jardinero lo De Filosofía y Letras, Artes, Ciencerrado durante la mañana la boca cias y Educación, Misceláneas y Docuadvirtió y me contuvo en mi, afán. De del tintero por medio de la primera Dientos.
cada espina, según me dijo, podía muy tela tejida en su nuevo telar. Sintió Publicado quincenalmente por bien surgir un renuevo, origen de fucierto respeto supersticioso hacia el turas rosas.
intruso animalillo y guardó el papel, GARCÍA MONGE CÍA. Cuán hondo sentido tenían las palaabandonó la pluma y por largo rato EDITORES bras del viejo jardinero. cuántas flopermaneció muda, fija en la conteni.
Apartado 533 res surgieron después de las crueles plación de la silenciosa operaria, SAN JOSÉ, Costa Rica, espinas con que el dolor torturó bi Cuando dejó aquel sitio, eran ya otros corazón.
sus designios.
Ha pasado mucho tiempo. Pero ella, ECONOMIA DE LA REVISTA siempre que alguna duda la asalta, El número suelto TUS CARTAS La serie do números, paga.
siempre que algún temor la detiene, da por anticipado y solicita.
busca en los rincones de su cuarto, da a la Administración.
EN LA calle liabía una banda de Para el extranjero, el número en el tocador, en el marco de la ven. suelto. 15 oro ar. niños que cantaban canciones senci.
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