212 Repertorio Americano.
horas, a los niños de las piñas; y la b, c,. Las letras, con dificultad pe peseta y el deacuatro y concluía en un cocina, formaban todas sus dependen netraron en los recintos de mi cerebro, flamante peso duro. El ruido de un cias.
en que una dama loca era el ama de paquete de cohetillos incendiados, apeSe enseñaba a los educandos a leer casa. Aquellos obscuros caracteres no nas me dejó oir la voz conmovida de bien y a escribir bien; se les enseñaba me decían nada. Pero cuando se com. mi madre que me aseguraba que toda las cuatro reglas de la Aritmética, un binaron, después de un rápido proce. aquella riqueza era mía. Una amiga poco de Gramática y de Geografía. so; cuando llegaron a formar palabras, de la casa que llegó, una anciana seaquí concluye el programa de estudios. el resultado de las tareas de mi joven ñora, completó mi riqueza con un esiAh! También se les ensefiabá a ser instrutora fué asombroso. los quince cudito de oro, del valor de cuatro honrados. Temer a Dios, respetar y días sabía leer. Fuí el preferido. Aquel reales.
obedecer a los padres y superiores, éxito enorgulleció a todo el mundo: a No sólo a las primeras letras llevé cumplir con toda clase de deberes, cla la directora, a mi maestra, a la clase un precoz talento. Con igual aprendía ramente expresados en un librillo de entera. todo lo que se me enseñaba. Adelita, pasta roja, en forma de preguntas y. Una bandeja brillante, destinada en cambio, con frecuencia se oía regarespuestas, eran los puntos principales ñar por su atraso en los estudios. Pero del programa de educación que desarro.
se vengaba de estos regaños mostranllaba la maestra. Aquella escuelita era.
do nuestras respectivas planas. Yo, bien deficiente, sobre todo si se le comapenas trazaba renglones ilegibles. Mi para con los modernos establecimien.
bermana ya tenía la hermosa letra tos de instrucción. sin embargo ioh Spencer que es aún su orgullo. Se creerror de nuestra pobre naturaleza huyera que había nacido con aquel don, mana! yo quisiera una así para mi hirealzado por una iatachable ortografía.
jo, que pronto cumplirá cuatro años.
En vano, estimulado, me propuse La estancia en que se enseña a las igualarla. Hoy, como entonces, mi le.
piñas era la más amplia del edificio.
tra casi no se puede entender y con El techo era bajo; las paredes estaban frecuencia empleo la en vez de la encaladas; casi cubrían el suelo, de o dejo deslizarse una iotrusa, con grandes ladrillos, varios petates tules, gran escándalo de los tipógrafos, que de dos varas en cuadro cada uno. Enno comprenden tan graves faltas en un tre petate y petate aparecía el rojo pá.
hombre que se deja llamar hombre de lido de las baldosas de barro cocido.
letras.
La maestra ocupaba un sitial bastante Estā precocidad, este triste don de elevado.
pacer con un alma vieja, hizo que muy En la pieza descrita, unas. veinte pronto me separaran de los niños, en.
alumnas llegaban a adquirir, si no tre los que había entrado a formar al.
eran por completo desaplicadas, una concluir la Cartilla. Sabía algo más habilidad admirable para la costura y que el más sabio de ellos. Mis compael bordado. Aún recuerdo la cabecita ñeros de breves días se vengaron llarubia de mi hermana, sentada en una mándome «Bendito entre las mujeres, silla minúscula, inclinada sobre el priy prodigándome otros muchos amables iner dechado, combinando una serie epítetos. Así empezó una persecución de crucetas rojas, que concluían por que sólo ha de concluir con nii muerte.
formar fantásticas iniciales. El primer la Cartilla de San Juan sucedió el RAFAEL ARÉVALO MARTÍNEZ nombre que trazo fué el mío. Entre las primer libro de lectura de Mantilla.
crucetas algunas eran más gordas que (Visto por MÁXIMO Ramos. No me separaba de él. Qué interés.
sus hermanas, por haber contado mal tendrían para mí aquellas líneas de los hilos; pero a mí me parecieron una Autor del famoso cuento EL HOMBRE QUE «El niño sube y baja; la casa se ve PARECÍA UN CABALLO.
obra maestra.
Falleció a Enes de enero del presente año bien; įve el perro la casa. el perro no Mas cuando mi admiración tocó las en Guatemala, su país natal.
ve padav. Qué imágenes harian nacer lindes de la envidia, fué cuando ascen.
en mi mente la historia de la niña del dió Adela a hacer bordados de lanas geranio o la del perro que muerde las de colores en el amplio tamiz de un para estas solemnidades, recibió en su orejas al puerco, tan conocidas de to.
cañamazo. Mariposas de alas verdes, seno la primer Cartilla que en manos dos los niños hispano americanos? No árboles rojos; todo una naturaleza fan. de un escolar del colegio de la Señori. quise levantar mis ojos de sus págioas tásticamente coloreada, parecía indicar ta pudo presentarse incólume a los pa. en todo el día. En los momentos de. en ella a una precursora avanzada de dres de familia. La rodeaba un listón recreo, en vez de jugar con mis comtal escuela pictórica modernista. Aquel de seda roja. La directora me dirigió pañeros, me encerraba entre ellas. La daltonismo me. encantaba.
breves palabras de aplauso, que me sobria refacción, llevada en una mi.
El primer día no me separaron de dieron la primer sensación fuerte de púscula capasta, no supe en que conmi hermana. Con gran estupefacción mi vida. Me tomó, llena de enterneci sistió por entonces, pues la comí ley despuésrisa de la clase, los cuatro años miento, de la mano. Adelita recibió yendo. Ya en casa, ante el plato de de Adela, sin moverse de su sillita de la orden de seguirnos y fuimos a la caliente sopa, se alzó el librillo, guarjunco ni separar la vista de su costura, casa paterna.
dando equilibrio entre el convoy y el mojaron abundosamente los petates Mi madre acababa de volver del fra. azucarero. Por la noche lo llevé a mi tules.
bajo. Cuando la buena maestra se ale cama y leí acostado. En mis regordetas Con delicado mimo, una alumna de jó, triunfante, la bandeja recibió una manos de niño enraizó así el libro; y las mayores liabía puesto en mis ma. muestra completa del sistema moneta. debe ser una planta maldita, pues nos la Cartilla de San Juan. Qué niño rio entonces en circulación en el país. pronto fueron largas y delgadas; cada guatemalteco olvidará nunca la santa Era una colección de nionedas de pla vez más delgadas. Hoy mis manos de imagen del evangelista, grabada tosca ta que empezaba con el cuartillo real, hombre apenas pueden sostenerlo. Ha mente en la cubierta del silabario? A, seguía con el medio real, el real, la absorbido todo jugo vital. Este documento es propiedad de la Biblioteca electronica Scriptorium de la Universidad Nacional, Costa Rica