Repertorio Americano 131 131 CHOMPIPES EL CAZADOR DE IMAGENES Se pavonea en medio del patio, De HISTORIES NATURALES de Jules Renard. como si viviese bajo el antiguo régiwen. Las otras aves de corral, no SALTA del lecho muy temprano y no Deslumbrada por el sol, da algunos hacen sino comer siempre, no importa sale si no siente su espíritu sereno, pasos, indecisa, en el patio.
qué. Él, en cambio, entre sus comidas su corazón puro, su cuerpo ligero como Ve primero el montón de cenizas en ordinarias, no se preocupa sino por un traje de estío. No lleva provisiones. que todas las mañanas tiene la costum lucir. Todas sus plumas están almidoBeberá de camino el aire fresco y as bre de holgarse.
padas y las puntas de sus alas rayan pirará olores saludables. Deja sus ar Allí se revuelca, se hunde, y, con el suelo como para trazar la ruta que mas en casa y se contenta con abrir una viva agitación de alas, las plumas sigue: es por allí que él se adelanta y los ojos. Los ojos sirven de redes en hinchadas, sacude sus pulgas de la no por otra parte. Se infla tanto que donde las imágenes se aprisionan por noche.
nunca ve sus patas.
sí solas.
Luego va a beber en el plato hondo, No teme a nadie, y, cuando me La primera que él cautiva es la del colmado por el último aguacero.
aproximo, se imagina que deseo rencamino que muestra sus huesos, gui No bebe sino agua. dirle homenaje.
jarros pulidos y sus carriles venas Bebe a traguitos y levanta el cuello, Ya gluglutea de orgullo.
abiertas entre dos setos ricos en ci.
en equilibrio sobre el borde del plato. Notable pavo le digo si fueseis ruelos silvestres y moras.
Luego busca su alimento aquí y allá. un ganso, escribiría vuestro elogio, Toma luego la imagen del río que Las hierbas finas son para ella, y los como lo hizo Buffon, con una de blanquea en los recodos y duerme bajo insectos y los granos perdidos.
vuestras plumas. Pero no sois sino un la caricia de los sauces; brilla cuando pavo.
un pez muestra su vientre, como si se Pica, pica, infatigable.
He debido vejarlo, pues la sangre arrojara una pieza de plata, y, apenas De tiempo en tiempo se detiene.
le sube a la cabeza. Racimos de cólera cae una garúa, el río se eriza, se le Derecha, bajo su gorro frigio, el ojo penden de su pico. Tiene una crisis de vivo, el buche presuntuoso, escucha rojo. Hace restallar de un golpe seco pone carne de gallina.
Levanta la imagen de inquietos tri.
con uno u otro oído.
el abanico de su cola y este viejo im.
gales, de alfalfas apetitosas y de praY segura de que no hay nada nuepertinente me vuelve la espalda.
deras ribeteadas de arroyos. Se apovo, se pone otra vez a buscar.
dera al pasar del vuelo de una aloudra Levanta alto sus patas rígidas como o de un jilguero.
las de los gotosos. Separa los dedos y He aquí, sobre el camino, la pen.
Después entra en el bosque. No se los posa con precaución, sin miedo. sión uniformada de los pavos.
sabía dotado de sentidos tan delicados. Se diría que va descalza.
Cada día se pasean, sea cual fuere Impregnado en seguida de perfumes, el tiempo que haga.
no pierde ningún sordo rumor, y, para PATOS No temen ni la lluvia: nadie se recomunicarse con los árboles, sus nermanga mejor que un pavo; ni el sol: vios se ligan a las pervaduras de las La hembra va a la cabeza, cojeando un chompipe no sale jamás sin somhojas. Luego, vibrando hasta el ma de las dos patas, a chapotear en el brilla.
lestar, percibe demasiado, fermenta, barreal que ella conoce.
tiene miedo, abandona el bosque y El pato la. sigue. El tanibién cojea EL PAVO REAL sigue de lejos los campesinos fundido de las dos patas, los extremos de las VA a casarse hoy seguramente.
res que vuelven al pueblecillo.
alas cruzadas sobre su espalda.
Debía haber sido ayer. Eu traje de Una vez fuera, mira por un mo pata y pato, marchan taciturnos gala, él estaba listo. No esperaba sino mento, hasta el punto que su vista se como a una cita de negocios.
su prometida. No llegó. No puede deslumbra, el sol que se acuesta y se. La pata se deja deslizar, la primera, tardar. Glorioso se pasea con un aire quita sobre el horizonte sus vestidos en el agua enlodada en la cual flotan de principe indio y lleva consigo sus luminosos, sus nubes esparcidas en plumas, estiércol,, una hoja de viña o ricos presentes. El amor aviva el bri.
confusión, paja. Casi ha desaparecido.
llo de sus colores y su penacho tiem.
Por fin, ya en su casa, la cabeza Espera. Está lista.
bla como una lira, La prometida no llena, extingue su lámpara y larga el pato entra a su vez. Sumerge llega.
mente, antes de dormirse, se complace sus ricos colores. No se ve sino su Sube a lo más alto del techo y mira en contar sus imágenes.
cabeza verde o el roba corazones del del lado del sol. Lanza su grito diaDóciles, renacen a la voluntad del trasero. Los dos se encuentran bien bblico: recuerdo. Cada una, despierta otra, y allí. El agua se calienta. Nunca se. Leon! ileón!
sin cesar su tropa fosforescente se au vacia y no se renueva sino los días de Es así como llama a su novia. No menta con las recién llegadas, como tormenta.
mira venir nada y nadie le responde.
las perdices que perseguidas y separa. El pato, con su pico aplastado, La volatería acostumbrada, ni siquiera das todo el día, cantan en la tarde al mordisqueay oprime la nuca de la pata. levanta la cabeza, Está cansada de abrigo del peligro, y se llaman en las Por un instante él se agita y el agua admirar. Desciende al patio, tan segucavidades de los surcos.
es tan espesa que apenas se estremece. ro de ser bello que es incapaz de pronto. calmada, lisa, refleja, en rencor.
LA GALLINA negro, un rincón de cielo puro.
Sus bodas seráu para mañana.
El pato y la pata no se mueven. El Y, no sabiendo que hacer del resto Con las patas juntas, salta del ga sol los cocina y los adormece. Se pue de la tarde, se dirige hacia la gradería.
llinero, apenas se le abre la puerta. de pasar cerca de ellos sin verlos. No Sube las gradas, como si fueran las Es una gallina común, modestamen se denuncian sino por las raras bur. gradas de un templo, con un paso te adornada y que nunca pone huevos bujas de aire que revientan sobre el oficial.
de oro.
agua encharcada.
Recoge su traje de cola cargada de. Este documento es propiedad de la Biblioteca electronica Scriptorium de la Universidad Nacional, Costa Rica