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178 Repertorio Americanò LA ALMONEDA No puedo presenciar una almoneda. La peretración económica comienza, muy luego acaban por reclamar como ejemplares que existen en América.
deliberada, inteligente, envolvente. suya la gloria de aquel desprendimiento Aun en España son muy escasos.
Comprendan quienes comprenden y y de aquella obra. Aquel a quien preo Tomé las notas que necesitaba y quienes tienen misión de comprender. cupa más su partido que la república me despedí de don José García, conllega a preocuparse más por su grupo vencido de que era un hombre de una UN HOMBRE de estado sabe pos que por su partido y finalmente más cultura superior y perfectamente equi.
pouer los intereses inmediatos de su por sí mismo que por su grupo. En librado, si bien algo extravagante.
partido a los grandes intereses de la esa pendiente el abismo del yo es la En varias ocasiones volví a visitarle, república. En el primer instante puede última parada.
siempre con motivo de alguna consul.
ser acusado por sus partidarios, pero ta, y cada vez me interesó más su extraña personalidad, envuelta en cierto ambiente de misterio. Acerca del bibliófilo corría una historia novelesca.
Se contaba que por motivo de una pa.
sión amorosa en su juventud, había perdido el seso y renunciado a la vida Estas amargas reflexiones me em social. La idea de que ese vejete, tipo sin que de mí se apodere una bargaban en la subasta de una de las perfecto del ratón de biblioteca, fuese vaga melancolía. Cualquiera que sea mejores bibliotecas particulares que una víctima del amor me parecía tan el motivo, ruina, muerte o desacuerdo he visto. Habíala formado un hombre estrambótica, que más de una vez esde los propietarios, esa subasta pública generalmente tenido por maniaco, pero tuve tentado de ser indiscreto, dando de los despojos de un hogar me ha que en realidad era un filósofo y un a la conversación un giro capaz de parecido siempre un espectáculo la. erudito que dedicó una larga vida provocar una confidencia; pero no era mentable.
apacible a coleccionar buenos libros y fácil desviar a don José García del En la naturaleza humana impera el a leerlos. Don José García era un vie. tema favorito de sus queridos libros, instinto de conservación y una almo. jecito calvo y epjuto, cuyos ojos grises que ahora ponían en venta sus here.
neda es el final de un algo, de un brillaban de inteligencia debajo de deros cuando ya no estaba él en este conjunto creado por el esfuerzo del unas cejas muy pobladas. Cuando se mundo para defenderlos. Esos mismos hombre. En ese instinto se originan le veía en la calle era siempre con un libros que con tanto esmero ordenados el amor al terruño, el culto de los an libro en la mano, nueva adquisición había visto yo en la casita solitaria, tepasados, el respeto de las tradiciones para su biblioteca, objeto de todos los yacían en montones en medio del vai.
y otros nobles sentimientos. Los obje. afanes de su existencia solitaria. Ha vén de los compradores, que los revoltos que nos rodean participan de nues bitaba en las afueras de la ciudad una vían y hojeaban rápidamente; y este tra vida, se impregoan de nuestro ser casita rodeada de árboles y rosales, en manoseo brusco me parecía una profay adquieren un alma, el alma inerte compañía de una criada casi tan vieja nación al recordar el ademán respede las cosas, reflejo de la nuestra. El como él y de un perro decrépito, que tuoso de don José García cuando sillón de la abuelita, el costurero de ya no se movía del umbral de la puer tomaba un volumen del estante; la la madre forman parte de la familia y ta para dar paso a los rarísimos impor. lentitud de sus gestos para quitarle el nos hablan, con elocuencia muda, de tunos que iban a turbar la quietud de polvo; la suavidad y el cuidado con amor, de honra, de la casa paterna, una vivienda cuyo silencio intimi.
de los días venturosos de la infancia, daba.
Compré todo lo que pude, inclusive de todas esas cosas en que no podemos La primera vez que la visité, llevado una docena de manuscritos de escaso pensar sin ternura.
por el deseo de consultar un libro que interés para mí. Sin embargo, uno de ¿Quién podría decir la suma de es no había podido descubrir en pipguna ellos, en que apenas había reparado al fuerzos, de perseverancia, de crifi parte, estuve dudando antes de llamar. principio, me tenía reservada una gracios que suelen representar esos pobres Por fin meresolví, y después de un par. tísima sorpresa. Era un cuaderno de muebles? En la obra de su reunión lamento bastante largo, la vieja servi apuntes en que el bibliófilo había han colaborado a menudo varias ge. dora me llevó a presencia del bibliófilo, consignado también, con su letra basneraciones; cada cual tiene su historia a quien encontré sentado delante de tardilla, algunas notas íntimas cuya y hasta el último trebejo que ha sido uua mesa cubierta de papeles y libros. lectura me sirvió para penetrar un testigo de nuestras penas y alegrías, Sin soltar el que tenía en la mano me tanto el secreto de aquella existencia pertenece a ese mundo de recuerdos examinó de pies a cabeza con mirada singular. De estas notas copiaré las en que al cabo de los años viene a re inquisidora; pero al enterarse del ob. tres que me han parecido dar idea más sumirse una existencia. Han visto jeto de mi visita, su semblante. hasta clara de la mentalidad de don José morir y nacer, sufrir y gozar, guardan entonces hosco, tomó una expresión García: nuestros secretos, y entre ellos y nos benévola.
15 de febrero.
otros existen lazos misteriosos cuya No me sorprende que no haya ruptura es dolorosa. Un incendio re podido dar con lo que busca me con. Al salir esta nia Bana de la librería duce a cenizas el ajuar de una casa y testó. Ese libro es raro y de él no de Pérez tropecé con Da Rosa de sin embargo el fuego es menos cruel hay más que una edición: la de Valen IPobre Da Rosa. Está deforme. Su que la venta al mejor postor. Porque cia, hecha en 1742 por Joseph Thomas gordura es verdaderamente fenomenal; el incendio es la muerte y la almoneda Lucas, impresor del Obispo de Te arrastra los pies como si fuesen de el mercado de esclavos. Las intimida ruel. Pero venga por aquí aña. plomo y jadea de modo lastimoso.
des de la familia públicamente ex dió dirigiéndose a pasitos cortos hacia Nadie podría imaginarse que semejan.
puestas, el lecho de la esposa casta a una puerta. La abrió y penetramos te mole de grasa era hace treinta años merced de los diueros de una cortesa en la habitación contigua, atestada de una linda muchacha, esbelta y ágil.
na, el retrato del abuelo provocarido libros como la primera. De uno de los cuando pienso que esa mujer, o las burlas; cuanto fué querido y mere. estantes bajó el que yo deseaba ver. y mejor dicho esa ballena, me inspiró el ció respeto, vilipendiado, escarnecido, me dijo sobriendo: único amor de ini vida, que por ella profanado. Bendito sea el fuego que Aquí lo tiene Está muy bien sufrí lo indecible y estuve a punto de todo lo purifica.
conservado y es uno de los poquísimos pegarme un tiro, la cosa me parece que lo abría. Este documento es propiedad de la Biblioteca electronica Scriptorium de la Universidad Nacional, Costa Rica