Repertorio Americano 153 POEMA INEDITO DE HERRERA REISSIG EL HADA MANZANA Es de noche. Su verde tocado de hicdra ostenta el castillo. Como alma de plata, parece que piensa la triste laguna; haciendo una rigida mueca de piedra se asoma la Luna.
Charlaban de amores, en lengua aroinática, dos novios jazmines con voz doctoral, bajo la pompa de princesa asiática de un pavo real.
Luciérnagas de oro, llevando en sus arcas tesoros que hoy sólo se dan en Ormuz, temblando escribían, para las estrellas, en hojas de rosa, inensajes de luz.
Orquestas de alondras y de ruiseñores daban a los aires bellas barcarolas, ya uul verde balcón de follaje asomadas por vez primera, dos amapolas se miraban mudas y ruborizadas.
Un dulce granado mostraba sus frulos de donde salian rojos aneurismas, mientras enseñaban doctas mariposas, a un enjambre de orquídeas y rosas, su regio irisado alfabeto de prismas.
III Aparece un espectro: Yo he sido la sexual unidad; y 2; el sabroso pristerio de arcilla; la palabra de carne modelada en la pluma de Dios.
Eva soy. La sagrada costilla.
La hostia de barro y el bloque de hueso Convertido en estatua de amor, en la fiesta de un beso, de un beso paterno del Rey Hacedor!
Naci una mañana. Su mágico efluvio vertía la jozen, locuiaz Primavera.
Festejando mi casto connubio, el sol derramaba en la alegre pradera su fúlgido y cálido champaña, limbal amoroso en la fiesta divina, sonó de placer mi floral corazón, al ver a mi lado: ila forma de un sueño, encarnado, un hombre perfecto y un Dios en botón!
Volaron las aves cual almas de flores, y serpentincaron las dlagas Auroras; llegaron riendo los ebrios Amores; bailaron su fuga las Horas; temblaron del Comus los igneos andamios, y en sus húmedas lenguas sonoras, cantaron los rios sus Epitalamios.
Adán me adoraba. Mi cuerpo, de casta hermosura, formaba su artístico y único Númen. cl Todo Resumen de todo lo blanco de toda blancura.
Sus labios, cual puertas del rojo pais de Rubb, sabían a yugos de rosa, besándome a mé; los mios rimaban cual versos de casto arrebol. iél, Nago, leía en mi frente, de hinojos; 10, Diosa, miraba a través de sus ojos la Ciudad de diamantes del Sol!
No sabiendo de impúdicos lazos, vivia desnuda y amaba dormida, sin saber que los brazos representar las dos unidades de carne que forman el Todo, que forman la Vida, No habiendo comido del fruto fatal de los sabios, del fruto que trajo la lepra del Mundo, de dulces misterios y tristes verdades, yo besaba a mi Adán en los labios, sin soñar en el beso fecundo que forma la cifra de tres unidades De pronto sentime agilada: crujieron mis huesos; mis carnes temblaron; fué noche en mis ojos; mis fuerzas flaquearon.
Un hada, graciosa y pintada como un embeleso, el Hada nianzana, acercóse a mi boca y la di un aromálico beso.
Sentime turbada: la nueva visita era joven y hermosa, sul cuerpo era curvo, sul cara fogosa, tenía las lineas que el Padre de Gracia Hubo más tarde prescripto sobre el mórbido mármol de Venus la Diosa, y las reinas durezas del hada de Egipto.
No pude oponer resistencia a los besos del Hada Nlanzana, quien dijome toda teñida de grana: lidmiga del alma! mi hermano el Pecado que tiene la forma que admirar tus ojos. la misma ternura, los frescos y rojos amalices sangrientos que te han agradado, aconcedióme esta noche permiso para visitarte, sy héme en los dominios de este Paraiso. Dijo, prosiguiendo, la Reina Mlanzana: Como eres cumplida, te espero mañana. quiero presentarte, teil mi hermoso castillo encantado, la mi hermano querido el Pecado. IV Desperté del sueño. Fuime al otro día, y arrojemne a los pies del Pecado: gallardo mancebo, rico y ataviado, declaróme su amor: yo sentía a cada palabra mi espíritu arder; crujieran mis huesos, mis carnes temblaron, fué noche en mis ojos; mis fuerzas flaquearon y a sus besos sentime Mujer.
II Una iloche. Vestia la Luna su pálida vesle, Pensalivo mirábase el cielo con su regia pupila celeste.
Los sauces mostraban sa manto al desgaire; no había en la Tierra ni sombra de bruma; al compás de las violas del aire bailaban las ondas sul loca y ligera gavota de espuma. Es de nache. Su verde tocado de hiedra ostenila el Castillo. Como alma de plala, parece que piensa la triste laguna; haciendo una rígida mueca de piedra se esconde la Luna.
Montevideo. Este documento es propiedad de la Biblioteca electronica Scriptorium de la Universidad Nacional, Costa Rica