28 Repertorio Americano pera a alguien. poco oyóse un cru. El mocetón, con el labio péndulo y ini falta. Pero nunca, nunca se bojir de ramas; y un hombre apareció en la mirada embobada de los enamora »rrarán en mi corazón la vergüenza y el playo.
dos tímidos, la contemplaba embele el arrepentimiento. Es muy feu ofen.
Era el que llegaba, un mocetóp for sado, sin atinar a pronunciar palabra. vder a un amigo aun equivocadamente.
nido, de tez morena, de rostro simpá. Tenía la cabeza inclinada sobre el lado a Dígnese Ud. aceptar esta pequetico y hasta bello, a pesar de la nariz derecho, y las hebras del negro cabe Dia satisfacción, de quien se protesta larga y corva, de la boca grande y car. llo lacio, mojado en el baño reciente, su verdadero y eterno amigo.
nosa y de la escasa barba negra que recaían formando barda sobre el hom. PAZUERO. crecía sin cultivo. Vestla bombacha de bro derecho, que casi se ocultaba. Al leer esta carta nos queda una dril blanco, muy almidonada, y calza. Nome das esa flor? dijo de pron. grata impresión en el alma. Yo no sé ba alpargatas floreadas; no llevaba saco, to, refiriéndose a la de ceibo que la cuál de los dos Diputados sale más ni blusa, ni chaleco: sólo una camisa piña había dejado en el suelo; e bizo favorecido: si el Doctor Peña reci.
de color, recién puesta y tan almido. ademán de cogerla.
biendo aquella magna satisfacción, o pada como la boinbacha. Iba con el som¡Esa no. contestó con viveza, el ilustre Doctor Azuero, que se la dibrero en la mano, sujeto del barboque ies muy ordinaria. Tomá ésta. rigió, así, libre, amplia, noble, como jo, a manera de canasta, pues lo había y le ofreció un clavel blanco que lle se estila entre grandes caballeros. llevado de hermosos frutos de ñanga. vaba en el pelo. El la tomó con ternura eso fueron los Padres de la Patria, los piré. En la mano izquierda tenía un y la puso en la boca, suspirando y grandes Caballeros de la Libertad!
grac ramo de margaritas blancas. abrazándola con la mirada.
La Historia conservará esta misiva.
Ya cerca de la joven tendió torpe. De verdá, Clota, me querés? reluciente como un honor para Miguel mente el brazo, y mirándola con ter. murmuró. Peña, y como una gloria para Vicente Ella lo miró un momento, seria, Azuero. Tomá. le dijo: y le entregó el pensativa, dando a su linda cara moramo.
rena un aspecto severo, y al ver el ANDRÉS Pacheco MIRANDA Ella lo cogió sonriendo, y oliéndolo aire triste del mozo, el dolor que se con fruición: pintaba en su semblante, lanzó una iQué ricas! exclamó; gracias. carcajada fresca y sonora, que llenó el Con los Autores y Editores después, mirando el sombrero. bosquecillo de ceibo, y le tiró al rostro. Qué trais ahí? preguntó; y sin los pétalos de la flor que había recogi (Las obras señaladas en esta sección darle tiempo para contestar, metió la do y deshojado. puedea pedirse o encargarse a la Adunidistración del REPERTORIO, en donde ha.
mano traviesa. iQué cara de terpero enfermo te brá un esperado servicio de Librería ainericada, española, francesa, italiana a iPitangas! dijo alborozada, y to nés! le dijo; y siguió riendo, mienmó un puñado que llevó a la boca. tras el gauchito, devorándola con los Mascando las frutas, menudas y ojos y pasado el susto, reía también De don Pedro Henríquez Ureña, Proriendo.
rebosando de alegría.
fesor de la Universidad de Minnesota. Qué lindas son! decía. dónde al señor las ajuntastes. JAVIER DE VIANA. Ha leídlo usted The Education of Henry Adams, libro autobiográfico publicado en 1918, o reimpreso mejor dicho? Es probablemente el libro más importante que se ha esCOMO SE ENTENDIAN crito en este país en lo que va de siglo.
De don Rufino Blanco Fombona, en nura: XXX 1 inglesa. LOS PADRES DE LA GRAN COLOMBIA Madrid, al señor don Laurcano Vallenilla Lanz, Pero lo que yo deseo de usted, lo que aliora vengo a pedirle es uu libro suyo para darlo en la «Biblioteca Andrés Bello. Uu NA mi confusión vergüenza. Ud. ha libro de cuentos, una novela sería magnísesiones de la Coustituyente de otenido justísimos motivos para indig. gusto tan seguro y coino conoce tau bien a fico. como usted, además, es hombre de 1821, reunida en la Villa del Rosario uparse y para aborrecerme. Yo no ha los literatos de América, le ruego me inde Cúcuta, el Diputado Doctor Vicente »bía recibido de siuo los más cla. dique nombres y libros centroamericanos que Azuero, montado en cólera, lanzó un dros testimonios de estimación y de pueda yo publicar. Me gustaría un libro de Masferrer. Las Nifierías que usted publico raudal de improperios fulminantes pamistad.
son preciosisiuias. No habría lo suficiente contra sus honorables colegas de la a Mi acaloramiento de la otra noche para un libro de Andrés Bello? De Roberto Cámara, entre ellos, al Doctor Miguel de nioguna manera tuvo Ud. por obBrenes Meséu algo podría dar. desde Peña, quien contestó con dignidad y jeto, sino a los otros preopinantes. luego, voy a suplicarle a usted que le escriba en nui noinbre pidiéndole que me engallardía las palabras ofensivas del. Pero yo me excedí siempre, y mi innvíe su autorización para yo editar su hermosa Diputado jupiteriano. prudencia, mi atolondramiento y ne versióu de El Pájaro czul. No se le olvide.
Pasada la tormenta parlamentaria. cedad no tienen disculpa. Deseaba Mire que esto uie interesa; y que el no lo muy propia de aquellos días iniciales o dar una satisfacción pública, tanto a eche eu saco roto. Eu fin, veo que uo he sido de la República, la razón fulguró en Ud. como al Congreso: si se me prejusto con los centroamericanos; que en muis colecciones hay pocos de ellos y estoy disel criterio del Doctor Azuero, y el »senta una ocasión favorable, en que puesto a reaccionar en sentido de justicia.
corazón de éste, noble y grande, ge voo parezca puerilidad, lo verificaré, Lo malo es que, auuque covozca los autores neroso y bueno, como eran los cora. porque me parece que el mejor modo buenos, uo sé donde viveu. Mejor será, si usted quiere darse la pena, que nie mande zones de aquellos liombres ilustres, de reparar un error es confesarlo, y usted ome laga uiandar. una docena de dictó la siguiente carta, dirigida a uno que no es debilidad hacer esfuerzos los mejores libros de escritores de Centro de los constituyentes más heridos de sobre las pasiones, para corregirlas y América, sin exclusión de país alguno. Se.
sus palabras ardorosas. dominarlas.
ría un servicio indieaso. cuanto libro liScñor don Miguel Peña. Por lo que hace a Ud, particular primero, que veuga la obra de usted.
bro tendrá usted alí que no utilice! Pero, lo a Mi ofendido amigo: no tengo es mente, estoy cierto de su generosidad. presiones con que esplicar a Ud, toda: po dudo que olvidará para siempre De don José Pedro Segundo, Profe Este documento es propiedad de la Biblioteca electronica Scriptorium de la Universidad Nacional, Costa Rica