230 Repertorio Americano piedra, en el patio, hoy cubierto por Además, el gusto de mover un grifo, de los que menos emociones me dieran, una moderna y aseada, pero monótona cosa desconocida en sus casas y de ver con sus numerosos pupitres que lo llesucesión de baldosas. qué descubrí que con un pequeño movimiento de los paban todo y su gran pizarra en el mientos misteriosos encontraba nues dedillos grasos caía el líquido traspa fondo.
tro pasmo! Bajados del cielo con las rente o dejaba de caer. Así ocupados Mis emociones de aquellas primeras gotas de agua, había alfileres, cuente estaban cuando llegó un individuo horas de colegio eran exajeradas por cillas de vidrio microscópicas mosta mayor, de la respetable edad de once mi escasez de vista. Era un terrible cillas cuentas más grandes, botones, años y sumariamente, se inclinó a be cegato que desconocía a su hermana a todo un universo de objetos que creía. ber, aplicando la boca al grifo mismo. los veinte pasos de distancia. Tenía la mos bajados de la luna. Cómo se detie. Le pareció aquello una profanación a timidez e irresolución de los biopes.
ne un chiquillo ante una caja de fósfo mi locuaz acompañante. Que idea lo Mis ojos tristes, semivelados, eran los ros de una fábrica cuyos productos no ca cruzó por su cabecita ensortijada? de un niño sensible y apocado. Cuan.
conoció antes; ante una aglomeración. Tomó un pichel, que un interno deja do leí el Poquita Cosa de Daudet, amé de maderas viejas, que el hombre no ra olvidado, un pichel enorme con el al autor de aquel libro admirable que ve y que en el alma vacía del niño obcual apenas podía; lo llenó en la pila así me retrataba al describirse. tienen un lugar preferente! Bajo esos de agua y luego, tranquilamente, lo. Varios días no hicimos más que enfragmentos de muebles, vigas, puertas vació en la cabeza del que bebía incli. trar al estudio y jugar. Lentamente viejas, aglomerados en un patio, el ni. nado, dejándosela hecha una sopa. El empezaron a organizarse las clases. Al ño encuentra una flora y una fauna bañado de una manera tan imprevista fin todas las correspondientes a mi que le reservan innumerables sorpre. chilló y después corrió a cumplir una grado estuvieron completas. y me sas. Se mueven microscópicos seres, amenaza de quejarse al señor Rector, acuerdo de esos meses obscuros de mi pupulan sabandijas. iOh, qué misterio un sacerdote blanco, de alma blanca co. vida de colegial. Los plantones, cuande emoción cuando se encuentra con mo su alba, que murió sin tocar con sus do una clase entera había faltado. Las una bestezuela rara, la hormiga león, sandalias de pastor otra cosa de este formaciones. aSección D, tres pasos al que devora moscas y hormigas comu mundo que las baldosas de piedra de frente. Cabeza derecha, deré; a su.
nes, gusanos con cuernos, escarabajos su Iglesia, y que, en un nominal recto clase, marchen. ya en las clases, de oro y esmeralda! qué hallazgo razgo, dejaba casi todo el peso del cole cada tres o cuatro días, un profesor cuando en una ruedecilla que puede gio sobre su hermano Pedro, haciendo me mandaba a la pizarra y me dictaba servir para un carro o en una caja de sentir en el edificio sólo la luz alma una suma, que concluía con su ayuda; cigarrillos abandonada vemos un teso que emanaba o el pasar santificador y luego, a soñar o a leer novelas en el ro inmenso. iOb almas de los niños, de sus manos sobre los muchachos re banco más lejano. en todas las asigpuras, blancas y vacías! Cómo pare beldes, cuando se acudía a él como a Daturas algo parecido. Los estudios no céis dar la razón a los que hablaron un último. recurso. Un sacerdote blan. eran para amepguar la salud: del horror al vacío que siente la natura. co, que todos los jueves desataba las pesar de ello tenía horror al coleleza. Cómo os apresuráis a llenarlos! palomas de su palabra sobre doscientas gio. Me debatía entre las manos de mi cuán mejor que estéis llenos de esas cabezas juveniles. Las palomas vola madre pidiendo un día de vacaciones.
cosas pequeñas y humildes.
ban al azul, pero antes cumplíau la Vociferaba, suplicaba, simulaba epfer. Oh la tristeza de cómo se despuebla misión de las aves de llevar semillas a medades. así escapaba muchos días.
después la tierra, este pequeño planeta las tierras vírgenes Era que mis compañeros, para los que redondo del que huye el misterio, que Después supe que el que así amena era un mal camarada, reo del delito todo lo llena y queda el conocimiento, zó con acudir a su suave, temida auto. imperdonable de aislarse, me infun.
que todo lo empequeñece!
ridad, era un gallito temible, siempre dían un terror pánico. Se burlaban de El piño que no supo de más univer: en pendencias y amo autoritario de su mí; me llamaban hipócrita. Me hacían so que el de la casa paterna, en que sección. En cambio el autor de la ha víctima de todas sus burlas. veces había el continente conocido del pri. zaña era un buen muchacho, incapaz mi amor propio, exasperado por la mer patio, la tierra tenebrosa del se. de hacerle daño a nadie y que no era lectura de los «Tres Mosqueteros) o gundo y el misterio, el mundo de la penado en sus clases por más delito de una obra análoga, vencía a mi irreluna en un gallinero aislado, que enque el de reír.
mediable miedo y nos pegábamos.
cajaba en el edificio de una manera Ante aquel acto me sobrecogió un Entonces mi sufrimiento se hacía inirregular, el niño que no conoció más gran temor por mis compañeros de co tolerable. no tanto por los golpes mundo que el de la casa paterna y el legio en general y por el gordifloncillo recibidos, sino por la cruenta lucha lugar de expiación de la escuela de en particular, tenor que nunca desa: sostenida conmigo mismo hasta vencer.
primeras letras, con qué extremeci pareció de mí y que después hice. ex mi cobardía y dar, con mano temblomiento entraría emocionado en aquel tensivo a los hombres. Me separé afli rosa, un bofetón inofensivo.
segundo patio del colegio. Bajó con gido de mi compañero de viaje y corrí Así, entre dolor y ensueño, se sucetrabajo una grada enorme y se encon. a refugiarme en la Dirección, de don dían mis días del Colegio. Al fin de lo tró en el fondo de una barranca miste de no salí hasta que al fin de un largo años escolares estaba la prueba terririosa. Otro chiquillo de su edad, gor recreo nos llevaron a un extenso salón ble de los exámenes. Primero eran los difoncillo, locuaz y alegre, que reía de estudios, donde debíamos, prelimi privados. Entraba a ellos pálido, sude todo, se le agregó, y ya con él, con. narmente, estar reunidos todos los doroso. No tenía más conocimiento tinuó el viaje de exploración. Después. alumnos, hasta que llegara la mayor que el de los héroes o heroínas de las subieron el monte en que estaba encla parte de los rezagados y nos distribu fábulas de autores más o menos célevada la pila y bebieron agua en unos yeron en las diferentes secciones. bres. Sabía de memoria las tramas de vasos de peltre, que, pendientes por Si en el viaje de exploración queda cien novelas de folletín. callaba una previsora cadena de un barril, se ron muchos territorios por conocer, como un muerto a las preguntas de los hallaban para uso de los alumnos. Nin entre ellos las alcobas de los internos, examinadores. cuántas partes consti.
guno tenía sed en aquella hora matinal que ocupaban un segundo piso y eran tuyen un huevo. qué es el máximo de las ocho; pero ¿para que se hacen el territorio de la China prohibido a común divisor? salía con las manos los objetos de la industria de los hom los no iniciados en sus misterios, al a la cabeza, como para salvar mis oídos cres y para que existe el agua clara y entrar al salón de estudios recorrieron de la voz tremenda del Señor Rector, fresca, sino para hacer uso de ellos. mis ojos un apartamento que no fué que me deprecaba y me imprecaba e Este documento es propiedad de la Biblioteca electronica Scriptorium de la Universidad Nacional, Costa Rica