232 Repertorio Americano ESTROFAS lante el cadáver de don Benito Pérez Galdós, como le vi, en su último escritorio de la calle de Hilarión Eslava. Hablas vivido y trabajado; y eras el cuerpo de un hombre coloso recio en la planta y nimbado, como todo arquetipo plenamemte acabado, de una fina dulzura de reposo.
la amargura de tus segundones y la orfandad vacía de tu raza.
Créa el dolor y el arrepentimiento; deja de ser, para que té deploren; la amputación de tu muerte, un momento valga, a tu pueblo, de recogimiento; y los que no pensaron, haz que lloren.
VII II Tronco de roble; en duros mufiones, llevaste miel de panales; y cerraste el ciclo de las estaciones; y hubo para todos, en las profusiones de tu copa.
Anidaron pardales en el entronque de tus ramas. capitales y cubrieron del suelo patrio los desgarrones tus flores, y tus hojas otoñales. Glorioso cráneo, esquilmado en el desgaste productor; noble corteza de un astro, apagado detrás de una montaña de labor; arco roto, resorte relajado, labio callado, manantial detenido en su hervor: mermia el orbe, privado en ti, de un sentido. tu progenie otea lo porvenir, inquieta, porque, desde hoy, tendrá, en su recorrido, 11n caniino de menos para alcanzar la mela.
Maestro: tu labio se calla cuando más fiero a nuestro lado el huracán estalla. porque nos has abandondo en lo peor de la batalla. III Gloriose cráneo, arrebujado entre los pliegues del paño listado, sobre el que fulges como diadema, hé aqui, en sobrio emblema, tu vivir figurado: tu alma que sale a la quietud suprema, por el résquicio hendido del capullo de seda que ella misma ha tejido.
VIII Se enturbia el aire en un vaho iracundo y gritos de odio y de saſa rompiendo están de la tierra la entraña en parto in fecundo. porqué doblar el cuello también a la guadaña tú, que eras un gesto del mundo y una manera de España. IX IV Tú hablas trabajado.
En labor de gañán y de obrero, Arlista, empleado cuotidianamente, tú hablas trabajado; párroco de la inente hablas sido; y minero; y, en agrio campo, curvado sobre los surcos, labrador; y leñador. y sembrador; y anudando al futuro los hilos del pasado, tejedor; ambicioso como un constructor; sobrio como un soldado. así lí que, en tus manos, hablas sosteyido. por la vida adelante, sin buscar un atajo y en lo más duro, más enardecido, todos los instrumentos de trabajo, finalmente deblas descansar; y en la paz de tus blancas profecias a médio granar, hoy te duermes, tal vez porque ya no podias trabajar.
Co autor. con Dios de la Patria; preveo que mañana, en tributo pigmeo la oficial caravana.
hilará vanidades sobre tu mausoleo; para ella, la piedad de tu sonrisa humana; siempre es pequeño el muro cuando es grande el trofeo; no queda voz que; de til gloria invicia, no tiemble, al peso ponderoso: el silencio es tributo forzoso cuando muere el que dicta. Descansa; elerniza tus postreros latidos en quietud de ceniza, corazón, de latir fatigado; párale, emplea toda la eternidad en tu última idea, cráneo, en el idear, tenazmente probado; antorcha viva el cuerpo muerto séa, y en. tu final trasiego depurado, divinamente quieto, créa, créa.
Vé en paz: le guardaremos, en un dolor de ausencia, perpétuamente a nuestro lado; y en toda lucha nueva y en toda nueva urgencia, recordatorio tuyo será nuestra indigencia; nuestro miedo, señal de que nos has dejado.
Ahora aprendo en tu labio, aunque no hable; y leo, aunque hayas muerto, en tu mirada; y entrego a España el ejemplo admirable de tu energia hasta el final gastada. Semóró ciencia y amor, sueños y besos; para trillar azul, segó lo bajo; hoy da, a la tierra, la piel y los huesos. todo el resto se lo dib al trabajos.
VI MARQUINA. Créa, a la luz de estos blandones que le dan una mislica Iraza. Envío de Reyos. Madrid. Este documento es propiedad de la Biblioteca electronica Scriptorium de la Universidad Nacional, Costa Rica