Carmen LyraSandino

Página NOSOTRAS BANANOS HOMBRES se lanEn las zonas bananeras tiene más valor un racimo de bananos que un hombre.
CARMEN LYRA IV. Río arriba La lancha EL PARISMINA re el fuego del sol o la tenacidad de al oir las exclamaciones de estos monta el río en su viaje semanal. la lluvia salen al encuentro de su ante la maravilla del espectáculo.
Ha salido a medio día con todo el triunfo y lo adormecen.
Hace veinte años está viendo la missol. Trae un cargamento de cacao De cuando en cuando un lagarto nda on nende un le garto ma cosa.
y unos cuantos pasajeros, entre los que dormita al sol o un rancho cuyo Hay que recoger pasajeros en la cuales viene una familia que emigra techo de palma parece abrumado hacienda sana.
a otra finca; el hombre de edad in por el calor. menudo, frente a acerca al pequeño puerto protegido definible, Seco, alto, encorvado; el estas habitaciones hay cuerdas ten por un grupo de cativos.
clima ardiente, el paludismo y el didas con tasajos de carne de chan Se pan: un preso ci alcohol lo han retorcido como re cho de monte que se secan al sol. por dos guardas, unas mujeres JÓ tuerce el fuego una rama verde. La De los guràs de tronco blanco y venes con paludismo y sífilis, que mujer y los chiquillos, seres ané elevado penden mechones de una van para el hospital de San Juan micos, raquíticos, hinchados; estos vegetación negr cos, hinchados; estos vegetación negruzca, fibrosa y vaga de Dios en San José y un hombre niños que no han probado más leche que se convierten dentro del cereque lleva el mismo rumbo, acompaque la materna. Emigran con todo bro adormilado, en los jirones del nado por una cara su haber: unas ollas negras y unos silencio de esas soledades desgarrado de hormiga. Este hombre se ha goltrapos dentro de sacos de gangoche. por los golpes del motor de la lancha. peado terri una Viene también el jefe del Resguar El Parismina es una lancha vieja pierna as, en do a quien acaban de nombrar, so que anda con las entrañas al aire.
Selaina chón de la finca. Casi no puede resbrino de una amiga de la mujer Las entrañas son este motor viejo vieic pirar ni enderezarze y tiene la pierna con quien vive uno de los ministros de cinco caballos que produce un terriblemente hinchada y amoratada.
de Estado; es un joven de San José ruido infernal, de piezas cubiertas Cuando se golpeó nadie le hizo caso, con cara de comemaíz, criatura inúde un húmedo siniestro y cuyos precisaba cargar la fruta, y después til que lo único que ha aprendido el dueño de la finca no tuvo tiempo movimientos hacen temblar la carne, es a bailar muy bien y a beber. Su de los pasajeros: las mejillas son de ocuparse del asunto. Acaso los zapato bajo, sus medias de seda rayadas; su charla insustancial y su Karogadas del jefe del Resguardo se hombres enfermos cuentan en las agitan de un modo que da risa.
fincas de banano?
pelo peinado para atrás como los Debajo del motor asoman las costiEl Hospital de San Juan de Dios intelectuales cursis, desentonan entre llas negruzcas de la embarcación en San José es un desaguadero de aquella gente silenciosa que lo mira entre una agua verdosa. El piloto toda esa gente palúdica, tubercomo se pueden mirar unos aretes, culosa y sifilítica que sale de las que es un negro y el maquinista, un collar o cualquier otro adorno fincas en donde se produce el bade joyería barata en las urnas de hacen juego con este motor viejo, cuyo brillo y vanidad han anedado nano que es según los yanguis al los comisariatos.
perdidos en las aguas del Reventaservicio de la United Fruit Co. El gris del cielo es para la mi zón y de los Caños. El maquinista versados en dietética una nutritiva rada una lámina dura de metal ca Pancho Sandino, hace, cinco años golosina, En el hospital, la hermaliente. Dijérase que los émbolos y las y las trabaja en esta lanchar como veinte trabaja en esta lancha y como veinte nita de la caridad encargada de las válvulas del viejo motor de la lan años de vivir por estas remotidades.
cha, han cogido a patadas el silencio Es de Puntarenas. Lo mismo que varsán a las pobres muchachas de espeso que oprime el paisaje como a la Estefanía la vida lo arrastró piernas llagadas que entran en la una pesada capa de hule caliente. hacia estos lados, como la corriente embarcación. la virgen del Señor Sube lenta la lancha sobre el lomo de los ríos arrastra esos palos que les echará en cara su liviandad al del río amodorrado. En las riberas, uno ve pasar flotando. Cuenta que ver la mueca de dolor de las mísecañuelas, palmas, maraña insolente, por todas partes por donde ha pasaras al sentir la aguja hipodérmica bananales y cacaotales. Los cacao do, ha dejado hijos. El dice que introducirse con piadosa saña en la tales ponen sobre la monotonía del hay que sembrar la semilla. Viene carne pecadora. Eso sí, no las curará verde, la nota de sus hojas rosadas; sentado en el piso de la embarcalos domingos ni días de fiesta resus frutos amarillentos penden como ción, junto al motor fuma vfuma ligiosa por tratarse de enfermedades senos alargados de mujer que ha en su pipa negra y tosca. Casi no relacionadas con el pecado.
amamantado mucho. Esta vegeta quita la vista del motor. Con los El peón que parecía ción lujuriosa embriaga la vista. ojos cerrados podría decir el lugar un santo Bajo la tierra las simientes se abren de cada tornillo, llave, cilindro, tuerpara dar a luz: se adivina su in ca. Si no fuera porque de cuando Un día llegó a la finca Santa quietud fecunda. Los brotes asoman man en cuando parpadea sus ojillos ver María Ignacio Parrales, un peón en cuando parpadea sus ojillos vera flor de tierra, dispuestos. a luchar des se le podría tomar como un oriundo del Guanacaste. Unos treinpara abrirse paşo; tratan de aho utensilio indispensable para la mar ta y cinco años lo más, regular esgarse mutuamente, se arrastran, secha del motor como la aceitera que tatura, delgado, cenceño, ojos oscuros enlazan, suben estrangulándose, Los se encuentra a su lado. Cuando lle que se quedaban mirando con tan más fuertes se empinan y aplastan va turistas por los Caños del Tortu apacible serenidad, que uno sentía a los otros y cuando logran. subired guero, ni siquiera levanta la cabeza de Cultura y Juventus. Costa Rica. Continúa en la página