Repertorio Americano Alegría del mal ajeno ÈN a un oclios y. mamita Antolina, a cuyos oídos llegaba la voz chillona del ani.
malucho, acudía presurosa a despachar al cliente. Era la rutina diaria y bien puede afirmarse que la lora ganaba a Joaquín García Mlonge.
conciencia su panecillo einpapado de oloroso chocolate y merecía con creces materia de habilidad lingüística vecinos, y como Manita Antolina pa el cariño de su patrona y las alabanzas de nuestras loras, bien conocida saba el dia a la vera del fogón, sobre de propios y extraños.
urbis et orbe y no disputada aún, com la piedra del cacao, resultaba que el. Pero ah. que nada en este valle de parable solamente con la facilidad ca. úvico ser viviente que podía atender a lágrimas es perdurable!
racterística de los polacos, teugo wa la tarea de anunciar el arribo de un Los indios inoscos creyeron llegado anécdota que es, en mi liumilde el tiempo de hacer otra provechosa concepto, el arquetipo de los casos irrupción en los cacaotales de Ma.
comprobados y que a la vez indica tina y se dejaron venir en sus piray establece con presiución juris guas como nube de langostas y se lantum, que nuestras loras piensan llevaron cuanto cacao contenía la ricou igual maestría que repiten cuanca región, quemaudo ranchos y ase.
ito escuchan.
sinando a los pacíficos moradores, Allá por los albores del siglo XIX a los que aún las fiebres, palúdicas y eu una de las primeras casucas endémicas en aquel suelo pantanoso que se construyeron en la villa nuiehabían hasta entonces dejado en va de San José, hoy vanidosa capi.
condición de defenderse y hasta se tal de Costa Rica, vivía una buena llevaron, icastigo de Dios. viejecita llamada Mamita Antolina, tal ñor Aimeriche, viejo panzudo y wadre del que más tarde llegó a ser de malos hígados que poseía vastos jurisconsulto muy distinguido. Caplantíos del precioso grano.
recía la buenísima señora de bienes El caso es que, como habría di.
de fortuna y mantenía su hogar con cho el Boletín de la Bolsa de Proel esfuerzo de su bien sentada inteductos, si tal institución hubiera ligencia. Se dedicaba al comercio sido inventada en aquellos tiempos de cacao en grano y molido; aquél de oro. las cotizaciones, de cacao obtenido, ya de los cultivadores de de llatina eran animadas, con muy la planta que en Matina altos precios, gran demanda, escasí.
sima oferta y stock visible muy bajo, den urnas de coral cuaja la almendra con tendencia marcada a alzas maque en la espuuiante jícara rebosa, yores. y mamita Antolina, se vió o del que muy de semestre en seprecisada a subir el precio, rebajan.
niestre acarreaban los ticos de las do el núñero de manos por realı.
plantaciones de la vecina república. cuatro, o lorita, ya sabés: a de Nicaragua, y el molido, iba bro.
cuatro! repetía la señora a su verditando de la caliente piedra que Maeniplumada socia industrial, y al fin mita Antolina manejaba con habila lora aprendió, no sin grandes trolidad extremada y duro esfuerzo, piezos y vacilaciones a contestar «A recogido con primor en el talón de cuatro» cuando algúu parroquiano la limpia mano y violdeado con do.
hacía la estereotipada pregunta. uaire con la punta del cuchillo y el cómo tiene el cacao. índice de la mano izquierda sobre MANUEL GONZÁLEZ ZILEDÓN. Esa tarde, final de un día húmedo frescas y amplias hojas de plátano.
y caliente del mes de julio, la lorita. Por varios años los iudios de la Mosquitia habían dejado tranquilas uu wa ujar para sus lectores. Saboreenlo, pues. Los Un cuento nuevo de Alagón indudablemente es echaba su siesta asentada en la pata izquierda y con la derecha y la ca.
las haciendas de Matina; el grano escribe con la soltura que los barra. Hay que oir beza de copetillo grana escondidas nicaragüense llegaba coii mediana a Magón, en apable sobreniesa, contando sus entre las erizadas plumas de esmeregularidad y el niercado «se mancuentos ticos. Lejos de Costa Rica, con un protenía firme con tendencias a la baja, fundo amor de patria, el buen hunior nacional ralda. Quizá soñaba con el frondoso fluye gratisinio de su conversación ameua, Posee árbol de mango, que erguía su esdebido a los grandes arribos, a la un caudal de anécılotas costarricenses que algún paciosa copa a la vera del parlero amenaza de las futuras cosechas y día escribirá. que vuelva prouto a la patriaarroyo en las quiebras del Monte a la escasez de la demauda. El caso porque así lo aplicia. que se consagre a la filantrópica labor en que quiere empeñar los últimos del Aguacate, entre cuyas ramas se es que el cacao en grano se vendía años de su vila: a combatir el alcoholismo, una de weció su nido, conoció a su nunca «a ocho manos por in real. es de las plagas que alligen a este pueblo, digno de olvidado loro y ambos comieron del cir, a cuarenta almendras por doce mejor suerte. En eso le ayularemios cordialmente, dulce y sabroso fruto hasta que la y medio centavos de los de las reamiel les corriera por los acerados les armas de Don Fernando Séptipicos y les manchara las gualdas mo, que era la base de la moneda cir. parroquiano, era la lora de mi cuento, plumas del buche. Tiempos aquellos, culante.
paseándose de amarra a amarra en su edad dichosa: aire tibio, sol hir. como en toda la casa, constante palo que colgaba del techo de la sala. viente, aguaceros torrenciales, perde sala, cuarto, caedizo y cocina, no fuerza de escuchar siempre el mis. funes de aromo y de flor de coyol y había más alma humana que la de Ma mo diálogo, la lora retornaba al com. de marañón maduro y de reseda! mita Autolina, salvo la del futuro Pre prador su saludo de entrada, y a la luego las alegres escursiones invernasidente de la Suprema Corte de Jus trillada pregunta de. cómo tiene el les a la costa en inmensas bandadas, ticia, quien la pascaba por los cercos cacao. contestaba acto seguido. canturriando graciosas coplas lorescas, Magin Este documento es propiedad de la Biblioteca electronica Scriptorium de la Universidad Nacional, Costa Rica