DemocracyJosé Carlos MariáteguiLenin

74 Amauta doctrinas que bordean el conocimiento integral de ese fenómeno. sobre todo, llama a juicio a los responsables por debilidad o po jugar a la gallina ciega con los problemas nacionales del estado semi colonial del país y de otros estados agudos, pero al fin del proceso solo se limita a exhibirlo, ante la mirada de todo el que quiera ver. La dialéctica materialista que es un método científico, que es la resultante intelectual del proceso social entero, animado y concreto, la sirvió de guía sogura pues en su camino de estudio de la realidad peruana no le obsedieron las anécdotas y tuvo solo como valederas las categorías (A. Este sistema de Mariátegui proporcionaba como resultante fatal la deflación de los valores intelectuales peruanos y le atrajo con pocas excepciones, la odiosidad, el rencor de la plana mayor y menor del núcleo inteligente y estudioso de Lima. Primero porque dedicados estos a formarse reputación de sabios mediante búsquedas arqueológicas y exhumaciones retóricas se encontraban de repente con que se desprestigiaba su tesoro, con que se les decía: ese oro es simple pirita de hierro, y se les acusaba de no avocarse el estudio serio de la realidad social ni los problemas del ahora y después porque esa baja de valores les comprendía desde que considerados ellos como sucedáneos y contimuadores tenían que experimentar el porrazo dado a sus precedesores y causahabientes intelectuales.
Después porque el intelectual peruano no se siente tal sino a condición de adjudicarse un renglón de aristocraticismo y Mariátegui tenía el mal gusto, el gesto zafio de soliviantar al populacho esencia fuerte de sudor, mosaicos de razas y lo que era peor lo prevenía y le desilusionaba del engaño democrático quitando opción al discurso demoliberal, a la oratoria del prometer y a las pazes de amigo del pueblo tan caras al principiante de intelectual y de político. si Piérola y Billinghurst soliviantaron al populacho lo habían hecho dentro de los moldes de la democracia, dentro del estatuto local y social, y, naturalmente. ellos esultaron insoportables ¿cómo no vendría a ser Mariátegui, que iba más allá, fundamentalmente más allá, puesto que le daba doctrina, sentido de clase, reivindicaciones exclusivas y les predicaba un orden nuevo adversario del demos en el que pasaban de comparsas a actores. El movimiento asi conducido venía a perturbar sustancialmente el reajuste político de valores, la conciliación nacional de familias gobernantes e impedía que al pueblo se le pudiera mover como capital prestado para una negociación que no era la suya propia.
Desde este punto de vista Mariátegui no se podrá reconciliar jamás con ciertos orgullosos núcleos intelectuales peruanos. Atacando la manera política nacional y el reajuste de valores con la inmisión de un sentido nuevo, se ha señalado un lugar único en el pensamiento social del país, pero también se ha expuesto a las teorizaciones y sistemas críticos que subconsciente o deliberadamente, tienden a explicar su rol como una consecuencia mística y como una resultante de su invalidez física. Conviene recordar aquí la tésis del prefacio de Santa Juana y la opinión de Lenin sobre la canonización de los grandes revolucionarios socavándose su valor insurreccional y combativo.
Agosto de 1930.