José Carlos MariáteguiRussian RevolutionUnited Front

25 AMAUTA REVOLUCION PERU NID D POR CARLOS MANUEL COX Discurso pronunciado en la Universidad de Arequipa Una voz sincera y entusiasta articula su saludo y su agradecimiento, doctor Valcárcel, por vuestra presencia en esta sala y por la acogida que habéis dado a nuestra insinuación de contribuir con vuestro esfuerzo intelectual al mejor esclarecimiento de uno de los problemas que más inquietan a la nueva generación peruana: la cuestión indígena.
Quienes sentimos que en toda fiesta del espíritu se anuda un pacto esperanzado de mayor conocimiento, afirmamos que los instantes que nos vais a brindar, contienen una honda y entrañada significación. La ratificación formal de proyectar nuestros esfuerzos en el sentido de esclarecer dicho problema es, creo afirmativamente, la mejor de las acogidas.
con amor a ese ideal sin fronteras que es la propagación de la cultura y que siente vivamente el gran dolor humano, sois vos Maestro. a vos, uno de los pocos representativos, que nos anteceden en esta brega anhelosa de nuevos rumbos, esta muchacha que ha dado pruebas de una fé inquebrantable, que quiere destruir la vieja e injusta armazón social, os acoge con el mismo exaltado gesto con que condena a los prestigios de oropel; a los que aprovechando de sus privilegios y de la ineptitud de los de arriba, se mantienen fuertemente atrincherados.
II Los hombres nuevos otorgamos nuestra adhesión, al esfuerzo honrado, sincero, serio en una palabra, de los trabajadores intelectuales que nos preceden en nuestro país. Damos así un mentís rotundo a la más torpe y miope de las acusaciones que se nos han dirigido. Quienes ven en los gestos rebeldes contra los malos maestros, contra aquellos hombres que burocratizando la enseñanza hicieron de la vida una absurda mascarada, un afán inconsistente de negación, se equivocan. Quienes piensan que pretendemos hacer del pasado una tabla rasa y de los hombres de las anteriores generaciones un objeto de perenne censura, mienten a sabiendas. Han dicho también los fariseos, que destruímos sin construir, sin asustarnos de la enorme tarea que tenemos por delante ni de lo menguado de nuestras fuerzas.
Empero, quienes como Ud. doctor Valcárcel, sienten un auténtico cariño hacia la juventud, porque la comprende y la ama entrañablemente amor dá conocimiento, enseña Antenor Orrego saben muy bien contra quiénes insurge justicieramente la irrespetuosa muchachada de hoy, y qué anhelos de mejoramiento la inquietan y la turban.
Precisamente, uno de los maestros jóvenes que respetamos; que dignifica la enseñanza; que entrega su vida La nueva generación, escribe José Carlos Mariátegui, siente y sabe qu» el progreso del Perú será ficticio, o por lo menos no será peruano, mientras no constituya la obra y no signifique el bienestar de la masa peruana, que en sus cuatro quintas partes es indígena y campesina.
Esta escueta fórmula contiene más verdad que toda la retórica sobre el progreso y la civilización peruanos con que se ha engañado a las masas, desde la emancipación hasta el presente. Hay en los espíritus mozos, como imperativo categórico, el propósito decidido y firme de encarar en forma realista el llamado problema indígena, que es nada menos que todo o casi todo el problema de la peruanidad, y del continente Indoamericano. Ese espíritu realista con que tratamos de enfocar todas las cuestiones planteadas, y que en adelante se susciten, consiste en abolir toda clase de prejuicios burgueses. El humanitarismo, la caridad, todas las mentiras doradas, deben caer abatidas ante el principio valiente de la revolución mexicana, estandarte de las reivindicaciones por venir: la tierra al que la trabaja.
El indio en posesión de sus medios de trabajo podrá ser objeto después de la cruzada educacionista. Así ha ocurrido con la revolución rusa y con la mexicana. Hicieron del hombre un productor libre; trabajan ahora, por ele.
varlo a los más altos rangos espirituales. Esta posición nuestra, choca resueltamente con la actitud de las viejas generaciones. De ella derívase también el problema del nacionalismo.
Nuestro nacionalismo parejamente a nuestro concepto de justicia es un nacionalismo revolucionario. Intenta la felicidad de esa gran masa explotada de campesinos indigenas y de obreros ciudadanos. Es un nacionalismo más dilatado, que el pequeño y mezquino que se han encargado de propagar los gobernantes de todas las épocas, traficantes siempre de los más caros intereses de los pueblos. Es un nacionalismo continental. diré, para expresarme con la frase cabal del escritor chileno Edwards Bello. Anhela hacer del hogar Indoamericano, una gran federación de pueblos, para la futura concordia del mundo.
No existe contradicción, antagonismo alguno, entre el ideal humano de armonía y el ideal nacional. Las luchas de la China, del Egipto, de Marruecos, de todos los pueblos oprimidos, es una lucha nacionalista compatible, aunque parezca paradójico, con la idea de una civilización ecumènica, universal. Se combate contra la voracidad imperialista de los capitalistas europeos y norteamericanos, que quieren aprovechar los jugos vitales de las naciones débiles.
Así ocurre en América. Los enemigos no están en los pueblos de nuestra misma estirpe, malgrado las maniobras de gobiernos criminales encargados de fomentar odios infecund enemigo contra quien debemos luchar, enrolándonos en un frente único de trabajadores manuales e intelectuales renovadores, es el yanqui absorvente y conquistador. Ante él opongamos nuestro nacionalismo auténtico o revolucionario, pues la amenaza se cierne tre(Viene de la página 20. La continuidad en ese valor histórico de los Andes, fué la base para que la cultura posterior mantuviese contacto con el pasado antecolombino. Ello permitió al espíritu incaico mantener la resistencia, hasta cierto límite, ante el choque tremendo. Entonces los elementos hispánicos u occidentales importados por el conquistador siguen la trayectoria del ritmo histórico impuesto por la naturaleza donde se sumergen y se trasplantan, se inyectan de savia vernácula; pero al mismo tiempo vienen a acrecentar el paisaje, ensanchando sus perspectivas. El caballo, el buey, la oveja, toda la flora europea americanizada y otros elementos ideológicos y simbólicos, como la cruz, el campanario, etcétera, acrecientan la perspectiva emocional de los campos de la sierra.
Entonces el nuevo indio ingresa a su vez en otro mundo agrandado inmensamente del suyo tradicional.
Veamos la modificación espiritual que recíprocamente sufre el empavorizado indio de la época de la conquista. Veamos cómo se dilata hacia el infinito, en posibilidades futuras más que en realidades presentes, espíritu introvertido del inca ante la racionalidad importada por el conquistador, racionalidad que empequeñece a lo incaico, de dominio intransferible, como diría Keyserling, y que hace imposible la vuelta a la tradición puramente incaica.