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8 AMAUTA luchas sangrientas que se extienden casi a lo largo de un siglo entero. En junio de 1925, Karakhan, embajador de la en Pékín, observaba a propósito del movimiento nacional lo siguiente: El pueblo chino batalla todavía por cosas elementales que los trabajadores de las naciones capitalistas han obtenido desde hace largo tiempo. La Chi.
na sin embargo avanza ahora rápidamente. El movimiento actual aparece muy netamente como una especie de preparación en vista de una batalla decisiva para mas tarde.
Presenta alguna semejanza con la revolución rusa de 1905 que hizo posible la última revolución.
La civilización burguesa al imponer a la China sus modos de producción ha trastornado, en algunos años, las relaciones sociales tradicionales de la China. Desde 1912, todo ha cambiado y sin retorno. escribe en una obra documentada, La China a través de las edades. el reverendo padre Wiger, considerado como uno de los especialistas burgueses más al corriente de las cosas chinas. Continùa así: Ideas nuevas, estilo moderro, libros recientes, manuales escolares, revistas, diarios, educación por la palabra y por la pluma, he ahí el presente y el porvenir. en una obra reciente, La China frente a las potencias el historiador burgués André Duboscq, constata Sabemos que al mismo tiempo que ella (la joven (China) está llena de buenas aspiraciones, está saturada también de errores antiguos y modernos: que no solamente la agita un soplo de nacion alismo sino que las doctrinas más diversas, y hasta más subversivas venidas de todas partes, sobre todo de Europa, no la dejan indiferente. En las revistas, en los diarios, se nota la misma confusión en la búsqueda de un modo de vida social como de una moral nueva.
Tales declaraciones son tanto más preciosas cuanto que si Duboscq o el reverendo padre Wiger se hubieran tomado el trabajo de examinar la situación en lo concreto, habrían podido constatar que los cuatrocientos veintitres mil talleres de tejidos, para no hablar sino de las industria textil, que se han abierto en la China en menos de diez años en las concesiones extranjeras y que emplean una mano de obra de más de un millón y medio de asalariados, hombres, mujeres, niños, que trabajan de trece a quince horas por dia por un salario irrisorio, no son extraños a la rápida evolución de las masas trabajadoras chinas hacia esas doctrinas, las más subversivas. que tienen precisamente su centro en Cantón (7. va, logró arrojar las tropas de Chang So Lin de las provincias del oeste y rechazarlas hacia el Norte. Estos prime ros éxitos tuvieron como resultado inmediato el de hacer cesar las luchas imperialistas. Con la ayuda combinada de los japoneses ingleses, Chang So Lin, refugiado en Mukden, emprendió la preparación de una nueva campaña.
Por su parte, los EE. UU. no permanecían inactivos y es muy probable que se debiera a sus buenos oficios la vuelta a la escena de Wu Pei Fu, en los últimos meses de 1925, como jefe de un ejército considerable, reclutado en las provincias de las cuales había logrado apoderarse despues de haber hecho desaparecer a su protector Siao Yao Nan.
Aunque sostenidos y ayudados por la mayoría de la población, los ejércitos nacionales populares no podían rivalizar eon las fuerzas de que disponían sus adversarios.
Feng estimó que una victoria militar inmediata sobre Chang So Lin era más importante que la proclamación de un gobierno revolucionario a su entrada en Pekin. En lugar de vincularse íntimamente con el movimiento revolucionario, Feng creyó más hábil no proclamar abiertamente su programa político, a pesar de la invitación expresa que le dirigió el partido comunista chino en un llamamiento público al que corresponden los siguientes pasajes. Los ejércitos populares deben comprender que su aliado es el pueblo trabajador chino cuya simpatía unánime será para ellos un apoyo en el curso de la guerra civil próxima. Pero, para esto, los jefes de los ejércitos populares deben comenzar por presentar frente único contra el enemigo (alusión a ciertos conflictos lamentables que se produjeron entre Feng y los otros generales y que les impidieron coordinar la acción de sus tropas. después proclamar su plataforma ante el pueblo. Deben demostrar que están por un poder revolucionario popular que conducirá a la lucha contra los imperialismos y acabará la revolución de 1911.
Feng cometió el gran error de no tener en cuenta esta advertencia. Esta política de silencio fué ciertamente una de las causas de su derrota, pues no solamente contribuyó a aislar los ejercitos populares de las masas revolucionarias sino que tuvo igualmente una desagradable influencia sobre la moral del ejército que creyó que sus jefes no perseguían más que objetivos personales (8. Se sabe cómo después de haber estado a punto de triunfar, los ejércitos populares tuvieron que batirse en retirada y evacuar Pekin. Hoy, Chang So Lin y Wu Pei Fú, están de acuerdo en desenvolver la acción concertada contra los ejércitos populares por una parte y el gobierno rojo de Cantón por otra parte. Pero tenemos buenas razones para no creer que tal acuerdo entre generales que se detestan y que representan intereses imperialistas divergentes pueda ser de larga duración.
LOS EJERCITOS NACIONALES POPULARES LA LIBERACIÓN DE LA CHINA EL CONFLICTO DEL PACIFICO partir de 1914 tenemos que constatar, pues, que en las grandes ciudades y en los principales puertos, el movimiento nacional ha estado conducido por la clase obrera ligada con los elementos mas extremistas del Kuo Min Tang cuya influencia crecía en Cantón. La reacción política que había oprimido a la China en 1923 y 1924 y que estuvo marcada por las masacres de ferroviarios huelguistas de Han Kow, ordenadas por Wu Pei Fu condujo a los estudiantes y obreros revolucionarios a sostener a Chang So Lin en su lucha contra Wu Pei Fu. El Kuo Min Tang, de acuerdo con los comunistas, comprendía muy bien que una derrota de Wu Pei Fu, turbaría el plan de los imperialismos. Considerando las circunstancias, prefería favorecer provisoriamente a Chang So Lin, cuyos vínculos con el imperialismo japonés conocía muy bien, antes que correr el riesgo de hacerse aplastar permaneciendo pasivo. Y, en realidad, la derrota de Wu Pei Fu favoreció grandemente el impulso del movimiento nacional, pues obligó al gobierno japonófilo de Yuan Chi Yui a reconocer oficialmente al Kuo Min Tang en las provincias del Norte. Sun Yat Sen emprendió un viaje a Pekin que le permitió organizar efectivamente el movimiento nacional en el Norte.
Mas tarde, cuando el Kuo Min Tang entró en lucha contra Chang So Lin, una parte de los ejércitos que habían luchado contra Wu Pei Fú, y en los cuales se ejercía la influencia de los líderes del movimiento popular, pasaron a la revolución. Su jefe, Feng Yu Siang, tomando la ofensiEl imperialismo japonés no ha renunciado a su proyecto de dominar la China unificándola bajo una dictadura militar. Pero hemos visto por qué este proyecto no podía realizarse, aún suponiendo lo que no creemos que Chang So Lin pueda vencer a los ejércitos nacionales: vería entonces alzarse contra él al imperialismo americano vigilante que tiene interés en mantener la división actual de la China. Mas, de otro lado, los imperialismos, aún coaligados como lo son actualmente. pueden esperar vencer de finitivamente el movimiento nacional? Parece que han pa.
sado los tiempos en que los chinos soportaban sin recriminación el yugo pesante bajo el cual eran tenidos. Se constata esto desde la lucha de clases ha pasado al primer plano de acción revolucionaria de las masas.
Los imperialismos deben hacer frente ahora a un do.
ble peligro: el nacionalismo xenófobo y la lucha de clases.
Ahora bien, es particularmente interesante estudiar los modos de defensa de la burguesía japonesa mas directamente (Pasa a la página 40)