ARIETE LA LIMOSNA En los bolsillos de sus camara das, panaderías y puertas de res. mera vez que se siente ofendido das de oficio y vagabundaje, Pulgón taurantes, aguijonean tanto su ape realmente, y quiere vengarse.
acaba de dejar sus últimos centa: tito, que le es casi imposible resis Ahi cerca, al pasar, Pulgon ro vos y, como la noche se insinúa ya tir a la tentación de robar uno de cuerda habor visto un andamiaje, y en el horizonte y es imposible en esos largos panes que se alínean en en seguida una idea diabólica ger.
contrar un solo mortal que quiera los escaparates y que parecen invi. mina en su cerebro: va al lugar, dejarse embetunar los zapatos, el tarle; pero él recuerda los días de elije una piedra lo bastante grando pillete camina pensativo a lo largo calabozo sufridos cierta vez por para ser arrojada por sus manos de la avenida.
una riña y rechaza la idea con diestras, pero débiles, y con una sonrisa en los labios llena de mal.
El almuerzo había sido poco me energía.
nos que nulo aquella mañana, a las nueve de la noche el ham.
dad, se encamina a la panadería.
Poco después el costoso cristal causa del maldito juego y las pocas bre se hace insufrible y Pulgón se del escaparate saltaba hecho añiganancias que le proporcionó el día decide a hacer lo que nunca ha hede su lluvioso, y su estómago empezaba a cho, lo que le repugna, lo que está cos, y Pulgón, olvidado reclamar a voces alguna cosa con contra sus principios, contra su ali hambre, sonreía entre la multitud qué entretener la voracidad de su ma. va a pedir.
y redoblaba con su cepillo sobre el apetito Se interna un poco en las calles pintarrajeado cajón que le propor.
oionaba el pan cotidiano.
Inútil es que registre sus bolsi menos concurridas y se para frente llos y burgue en los compartimen a una panadería, espiando el moALEJANDRO Sux, tos del cajón, entre los cepillos, las mento en que la falta de clientes le IDOLATRIA ceras y los betunes: los sueldos se permita hacer el sacrificio con me han evaporado y el problema de la nos dolor, cena se presenta de difícil cuando El instante llega y, dando un La idolatría no es hábito que se adquiere por contagio ni. porque el no imposible solución.
empuje poderoso a su voluntad, enambiente predisponga para ello al Pulgón se rasca la cabeza y entra en la tienda y quédase. parado individuo. No es una segunda narolla su oreja derecha, nervioso, en medio del despacho sin saber turaleza, sino que és innato en la preocupado. Por fin toma una re.
qué decir.
naturaleza misma de los individuos sclución heroica y se pasea trans Ei patrón le interpola secamente dóciles, incapaces de llegar a fuerza de querer al sitio donde está lo quilamente por las aceras llenas de entonces: que constituye su admiración. multitud, a pesca de colillas. Qué quieres, muchacho?
La idolatría es una acepción de La avenida de Mayo ofrece el esPulgón siente que algo cálido le los seres incapaces para crear algo.
pectáculo de sus cafés conforta trepa a las mejillas y le cosquillea Es patrimonio del rebaño que sin bles, profusamente iluminados, des.
en las orejas; clava la vista en el pastores no va a ninguna parte. esto es lo que en las ideas ba bordando consumidores hasta el suelo y no responde una palabra.
hecho defraudar muchas esperan.
cordón de la calle; el tráfago endia. Eres mudo. Qué quieres? zas. Los enfermos de idolatría son blado de los carruajes que se cru.
vuelve a preguntarle el patrón bru los que han ahogado siempre las zan, persiguiéndose como un desfi talmente.
aspiraciones de los buenos. Se adle interminable; la aglomeración de Entonces Pulgón no puede más: mira a un caudillo que hace punta en todas las iniciativas, sin tener transeúntes que se estorban unos a gira sobre los talones. hecha a en cuenta si es sincero y si está ca.
otros: el vértgo de las urgencias y correr pacitado para ello. Se obedece al el vocerío estridente y confuso de.
Ya en la calle, se enoja consigo individuo, no a la obra. Si un char: los vendedores de periódicos, que mismo, patea el cajón, se tira con latán profiere cuatro gritos y relata historias fantásticas; si un matón pregonan los diarios de la tarde, furia del cabello y acaba por mar.
ha muerto a dos o tres, y les mira comentando a su gusto las noticias. char en busca de otra panadería, políticas y los telegramas del ex decidido esta vez a. pedir inmedia. fuerte, ya está el idólatra besándole los pies y el rebaño implorando tranjero.
tamente.
milagros.
El acostumbra a esperarlo todo. Buenas noches. Quiere es así, señores: estos anémide la bendita Casualidad; pero esta darme un poco de pan. pide Pul. cos en iniciativas, estos facos de espíritu, son quienes nos tienen envez pasan las horas, la esperada gón con voz temblona al entrar, peredados todavía en los preliminacasualidad no se presenta, y el muro sin imploraciones en los ojos. res de una acción eficaz que empuchacho empieza a sentir un raro El patrón le mira con recelo, co je a la realidad nuestras aspiraciomovimiento en el vientre, que le ge un cuchillo y le dice, despidien nes habla con elocuencia de la necesi dole de mala manera: La idolatría, el rebañismo, son el obstáculo que se interpone en dad de comer. Bueno. y largo de aquí leh!
nuestra ruta. Eliminar obstáculos El muchacho, perdido entre la Pulgón mira la mísera rebanada, es nuestro medio; bueno: el idóla.
multitud, salvando, esquivando las encara al patrón con desenfado, tra es uno de ellos y hay que hapisadas para salvar algún soberbio arroja el pan con desprecio y legri: cerlo a un lado o pisotearlo, Hombres buenos se pervierten pucho indemne de humedad y de lo. ta al salir: cuando son elevados a la categoría do, olvida por un momento su an. Judío agarrado. me la va de ídolos: éstos son el efecto; la gustiosa situación.
a pagar!
causa: los que sin guiadores no van Las continuas y mudas contem el pillete sale a la calle con el a ninguna parte.
placiones en los escaparates de fon pecho lleno de rencores; es la priERNESTO LAGARTE.