BourgeoisieFascismWorkers Movement

gran No hay que hacerse ilusiones ni que caer Si en esta forma se constituye un frente en pesimismos destructores. Ni debemos espe que resista la acometida del imperialismo, hay rar milagros de ningún gobierno de los países grandes probabilidades de que se solucione faimperialistas, el de Roosevelt inclusive, ni la vorablemente el problema de que aquí nos hefalta de mercados exteriores para el petróleo mos ocupado. Entonces todos los países quemexicano desquiciaría la economía de nuestro rrán comprar el petróleo mexicano, y hasta el país, mucho menos en el breve plazo que tan traído y llevado gobierno de su majesreacción lo asegura. México sigue siendo dé tad podrá ser nuestro cliente. Entonces se pobil y apenas empieza a dar los primeros pasos dría vender parte del petróleo al Japón, a Alepara dejar de ser una semicolonia. Aunque en mania, a Italia, a quien conviniera. Nada más forma relativamente distinta y no con tanta que en semejante coyuntura ya no habría por agudeza todavía estamos en las redes del im qué hacerlo, pues se habrían dado las condiperialismo, particularmente del norteamericano. ciones básicas para que México reafirme (caSin embargo, el imperialismo necesita de nues so UNICO en el mundo) su negativa a contro petróleo. Si no forzamos la situación, el tribuir con los productos de su suelo para las problema de la exportación aceitífera puede so empresas salvajes e inhumanas del fascismo.
lucionarse. El secreto, el gran secreto, consiste Poder hacerlo así es naturalmente, uno de los en esperar un poco. Para ello tenemos elemen más altos y nobles deseos del pueblo revolutos suficientes. Pero es urgente, primero, que cionario de este petit pays chaud. como desla burguesía mexicana detenga la ofensipreciativamente nos llaman los agentes del imva de alza de precios y reajustes y retracción perialismo francés.
de los negocios que ha iniciado. Se requiere, No obstante, el imperialismo tiene recuren segundo lugar, que el gobierno y la clase sos más poderosos que los nuestros; posee meobrera organizada ahoguen por todos los medios para esperar más largo tiempo que Médios posibles la gran campaña desmoralizadora xico. Es de creerse que no lo hará, porque la de los órganos de publicidad al servicio de la espera le sería muy costosa. Si contra toda lóreacción.
gica llevara su capricho hasta el extremo, enPedir tales cosas no es pedir ningún impo tonces sería necesario que nos jugáramos hassible, no es, siquiera, exigir ningún sacrificio. ta la carta que ahora rechazamos, pues, entiénLos capitalistas del país pueden hacerlo, y de dase bien, lo que hemos dicho es porque creeben comprender que al amainar en su ofensiva mos que todavía tenemos bases firmes para juantipopular se beneficiarán. El hecho de que gar la carta a tiempo. Ahora es todavía conveelk, valor de la exportación petrolera no haya niente que no se venda el petróleo a los fasconstituído hasta hoy un verdadero ingreso pa. cistas. Si fuera indispensable, a su hora, cuanra la economía de México significa que lo úni do se hubiera recurrido a todo lo que se puehace falta es prudencia y comprensión de recurrir, habría que cambiar de opinión. El verdadera y fría de la realidad. Además, du mundo entero debe saber que si los imperiarante los últimos años el consumo interno de lismos democráticos cierran a México todas petróleo y sus derivados ha venido aumentan las posibilidades y obligan al gobierno del Predo en un veinte por ciento anual, cosa que desidente Cárdenas a hacer lo que no quiere hamuestra que si no hay factores psicológicos des cer, esto es, a vender el petróleo a quien se lo favorables, la industria petrolífera puede sub compre, así sea a las potencias fascistas, en sistir y aún desarrollarse en cierto grado. Por este caso, decimos, México procedería en consi algo faltara, en la actualidad tenemos el tra de su voluntad y sin que ello significara problema de la falta de energía eléctrica, a la que abdicara de su programa. Semejante proproducción de la cual pueden destinarse im ceder ser seguiría única y exclusivamente por portantes cantidades de combustibles, median razones de conservación biológica. En tal caso te la instalación de plantas termo eléctricas, el movimiento obrero, plenamente consciente de que técnicamente son más convenientes, en mu los peligros que la situación implicaría, tendría chos casos, que las hidráulicas y que, por aña la obligación de respaldar al gobierno con enerdidura, requieren capitales mucho menores que gía; pero también de decir a las masas la verlas segundas.
dad, toda la verdad.
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