190 RENOVACIÓN barbaridad que un hombre diga esto, miento; que ha sido devuelto gracio.
pero a este niño, bigalo bien, señor, sapiente a Montmiraill No han que: siempre que lo veo me dan ganas de dado más que ocho hombres de ntiesllorar! menudo cuando estoy en el tro escuadróu; también cuando el campo, pienso en él de repente y me Pequeño Caporal pasó por delante de digo: Juan está muy malito? o bien, la fila, nos saludó. si, sefior, saludo Juan ha muerto! y entonces me doy cou su sowbrero! Caracoles! allt había prisa en mi tarea, y es necesario que gente capaz de dejarse matar hasta el yo ponga un pretexto para regresar a fin, comprende usted? Ahl era el pacasita y ver lo que sucede. Después dre del soldado!
de todo él sufre tánto y es tan débil. Entonces el campesino taquió su Si uno no lo ama mucho más que a cachimba, mirando el marco de nadelos otros, sería más desgraciado. ra negra y la hoja seca. Habla eviden Sí, sí. replicó la campesinadulce temente para él, en este recuerdo de mente; la pobre criatura es a un tiem una maravillosa suerte, toda una no.
po puestra cruz y nuestra dicha; quie vela juvenil, de emociones y resares.
ro ticho a mis hijos, señor; pero Recordó las últimas 111chas del Impecuando oigo el ruido de las muletas rio, a las cuales había asistido; las de Juan sobre el piso, me siento presa revistas que pasó el Emperador, cuande uo estretnecimiento de alegría; es do aún su presencia hacía creer en la uod advertencia de que a la querida victoria. El éxito pasajeto de la famocriatura aún no se la ha llevado el sa campaña de Francia, pagada tan buet Dios, Me parece que Juan trae pronto por el desastre de Waterloo; el la dicha a la casa, como los nidos de desastre del gran vencido, y su larga las golondripas prendidos a las vetita agonía en la roca de Santa Elena.
pas; si yo no tuviera que cuidarlo, en Todas estas imágenes atravesaban por verdad creería que nada tengo que la mente del campesino y sti freute se hacer, arrogaba: su: pulgar se afirmaba con Arnoldo escuchaba estas ingenuas más energía en la pipa llena desde confesiones de ternura con un interés rato: y sillaba entre dientes una marmezclado de sorpresa. La campesina cha de su autigo regimiento. llamó a una muchacha para que le Arnoldo respetó esta muda preocuayudara a poner la mesa; e invitado pación del viejo soldado, y esperó a por Moser, el joveti se acercó a un que él znismo le dirigiera de nuevo la fogód de zarzas que lo acabó de réa palabra.
nimar.
La llegada de la sopa, lo saco de Como él se apoyara en la campana sos: saeios; acercó una silla para su ahuwada de la chinenea, observó un huésped y buscó lugar al otro lado de marquito negro que encerraba una la atesi. hoja seca. Moser lo fotó. Vamost se enfría la sopa grito Ah! usted mira mi reliquia, dijo bruscairente; nada le comido desde la riéndose; es una hoja de sauce lloron. maſiana salvo una empabada con dos que crece allá, bajo sobre la tumba dei tragos de aguardiente de cereza; coAN Lo obtu. meré un bueyo pasado por agua. Te con un comerciante de Strasbourg. Al mismo tiempo, para practicar lo que había servido en la vieja. guar dicho, vació la gran escudilla de sopa niçión. No lo darla pi por cien es. la puso eri la grasa que tenía por cudos.
delante. Usted ha vinculado este recuerdo Durante unos minutos no se oía ideas particulares? preguntó el cas más que el ruido de las cucharas, seDizador.
guido bien pronto por el de los cuchi. Ideas, no, replicó el campesiuo; llos que despedazaban la carne de però yo también tuve licencia en el cerdo ahumada, que sirvió la campega! cuarto de húsares, un valiente regi. sina.
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