188 RENOVACION Ta, el tificaba suficientemente esta espécie que le ofreció stí nuevo compañero, de deserción? No habría valido más cliga hacienda, por dicha, estaba a perder un poco de plata antes que la varios pasos, Ajustó por lo tanto, su vida prosaica de la provincia? Qué le paso al del carretero y tanteó entasucedería a la naturaleza delicada y blar conversación con él, pero Moser allí, en tredio de era poco hablantſo parecia del todo gentes tai vulgares. extraño a las sensaciones habituales Haciéndose estas preguntas y otras: del joven, Cuando éste le mostró el muchas, Arnoldo de Munster seguía horizonte magnífico que se tendía attsu marcha, sin preocuparse del cami. te sus ojos a la salida del bosque, y no quie tomaba. Vivo a sacarlo de su que las últimas pinceladas del sol po. meditación una piebla que se volvió niente nanchabar lluvia y comenzó a enpapar su traje campesino se contentó con hacer uu de caza. Quiso apurar el paso, pero gesto, mirando en torno suyo, noto que se. Mal tiempo para mañana, mure.
había perdido en los senderos del bos To acomodándose el poncho que le güe y en vano buscó el Turbo que servía de capa.
debía tomar, Un primer ensayo le Desde bastó para perderlo más. El día se lle, replicó Arnoldo que intentaba hot concluyó, la lluvia se puso más espe. radar las tinieblas que gateaban al pie sa, y el joven se huudió a la ventura de la colina. iiij. ii ed fos caminos desconocidos, ya lo Si, si, dijo Moser, sacudiendo la arrastraba el desaliento, cuando tin cabeza; la cuesta endemoniada es inuy ruido de cascabeles llegó hasta él, al alta por aca! He aquí una invención.
través de los árboles desnudos. Sobre que no aprovecha muchol.
up cainioo lateral apareció una yunta. Cuál invención. de bueyes, conducida por un hombre Cuál ha de ser. las montañas.
gordo, en camisa, que se dirigía hacia usted le gustaría más que todo los senderos que él acababa de pasar. fuera planito?
Arnoldo se le acercó para detenerlo y Vaye una preguntal, gritó el le preguntó si estaba lejos de Sersberg: campesino riéndose; es tanto como si Sersberg! repitió el carretero. se me preguntara si deseo mejor no me parece que no es allí donde usted reventar mis çaballos, dormirá esta noche. Justamente, dijo Arnoldo con una Perdóneine. hablo del castillo ironía un poco despreciativa, olvidaba Teplicó el joven. los caballos! Es claro que Dios cuado El castillo de Sersberg? añadió su crió el inando, debía haber pensado interlocutorentouces ni en ferroca sobre todo en esto.
rril, señorf Hay seis buenas leguas de Dios, yo no sé, repuso tranquilaaquí a la reja: y en este tiempo y mente el campesino; pero con seguriestos caminos, las seis horas valen pot dad los ingenieros son culpables de doce.
olvidarlos, cuando construyen un caEl joven habló. Habla salido en la mino. El caballo es el mejor amigo mañana del castillo y no pensaba ale del labrador, sefior. sin insultar por jarse tanto, pero el campesino com: esto a los bueyes, que también tienen prendió por sus explicaciones que ha sta premio. IR. bía seguido un falso camino desde Arnoldo miro al campesino.
muchas horas antes y que en la creeft. De modo que usted en lo que le rocia de que tomaba el camino de Sergi dea no ve más que el partido que pueberg, había continuado al contrario. de sacarle? le preguntó con serie. Ya era muy tarde para reponer este dad. El bosque.
error, la villa más cercana distaha una bes, todo esto no dice gada a sti espíri.
legua y Arnoldo no conocía el cami. tu? jamás se ha detenido a contemplat no; le fué preciso aceptar el hospedaje el sol poniente o el bosquealumbrado por is nii Este documento es propiedad de la Biblioteca Nacional Miguel Obregón Lizano del Sistema Nadonal de Bbliotecas del Ministerio de Cultura y Juventud, Costa Rica.