RENOVACION 187 fuego. pasan por mi piierta ellos, Hace algunos años, el marido de hambrientos, desnudos, flacost; enton. Rosalía de Castro, este don Manuel.
ces el frío hiela mi espíritu, del mismo Murguía, tan culto, tan afable, vino miodo que debe de helar sus cuerpos; a Madrid. Pretendía algo a que tenía mi corazón, al contetjiplarios unarchar estricto derecho y en que se apara.
sin consuelo, se queda opreso y tris ría en su vejez. Era un viejecito lim.
ter, riCuánto no podrán padecer en pio, callado y escrupuloso; un viejeci11, ob patria exclania en otra parte to con un anticuado sombrero de copa, cuando ya tuis hijos sin dolor te dejan. una levita corta, un bigote largo y En esa patria, siempre oprimida y Wa romántica perilla. Anduvo el vie, sjem bre pasto de la ruindad y la iguo lecito de un ministerio en otro. Se pasó raccia, piensa también dolorosamen. quince días subiendo escaleras y espete en uno de sus piás bellos poen193. rando en las antesalas, Le poulan la Amaba ansiosamedte Rosalía el mar; mano afablemente en el hombro y le en el mar veía tin reflejo de su espíritu sonreían; pero no le despachabau lo solitario y en perpetua inquietud. Poco que pedía en justicia. Al fiu, este vie.
antes de morir quiere ver por postrera jecito el compañero de uno de los vez el par. Quería ver el mar antes más altos poetas españoles contempo.
de morir dice Murguía el mar, ráncos guardó un día su levita raida, que había sido siempre, en la Natura puso en una caja su sombrero de copa leza, su ainor predilecto. Algúu tien. qticuado y se marchó a su tierra, en po después expiraba Rosalía. Cuan tristecido, lleno de desconsuelo.
do la ví encerrada en las cuatro tablaş.
que a todos nos esperanescuibe el Azorín. mismo exclame: Descansa en paz al Las obrns completas do Rosalía de Castro: Én lag pin, pobre elma atormentada, que has orilla del Sur Capares vallegos, Follas nova «Elballero de las Botas Azules, otin do venia ea, sufrido tanto en este mundo. eta libreria, El poeta y el campesino Un joven rondaba por el bosque que vino el recuerido de su familia y de separa Sainte Marie aux Mines de los migos que quedaron en París.
Ribau. Villé, y, aunque la noche se Recordaba su elegante estudio decovenía encima y a pesar de la piebla rado cuidadosamente con grabados cada vez más espesa, catninaba lenta fantásticos, telas curiosas, estatuas rauiente, sin itaportarle ni el tielupo ras; las melodías alemanas que canta malo, ni la hora. Viéndolo con su ba su herinana, los versos melancóli.
traje de paño verde, stis polainas de cos recitados por el junto al resplangamo y su elegante rifle al hooibro, dor velado de las lámparas de uoche, alguien lo hubiera tomado por un sus largas tertulias donde cada uno Nemrod, pero un voluineu medio ocul. traía la confidencia de sus sensaciones to en su mochila, traicionaba al sofia. más íntinias, donde todos los miste dor que tenía en la cabeza un pretexto rios de los sentimientos se sometiap a.
para estar solo. En aquel mismo ins discusión uno después del otro; erau tante el descuido meditativo de su examinadas, traducidas en palabras tuarcha desniegtia sus apariencias de encendidas o encantadoras! Por qu16 cazador y tuostraba que Arnoldo de había abandonado aquella sociedad Munster seguía treuos la pista de los exquisita y los placeres escogidos para veñados que los giros capriclosos de venir a euterrarse en un campo de. isu pensamiento fantástico. Alsacia?
Alguuos minutos más tarde se le. La importancia de los negocios jus.
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