YIDA TÉRPAN. 213 que nunca como entonces tuve que acudir al poderío de mi voluntad. Cuando volvi a la sala, que es lo que yco.
Todo el mundo con las armas ca la mano, roçes amena: zadoras, wablet medio desrados: Debep morir, exclamo el jefe, Has ofendido mortalmente el honor de mi casa re chazando con desprecio el presente mas rico, que reserye para 11. Como yen tstedes, no me mataron, porque al fio comprendieron que un bárbaro europeo desconocía Bus leyes sobre el honor (conrisas. Si tropiezan Uds, con alguno de nuestros parradores de adulterior, salídeolo de mi porte y que atodie este caso. St dirigeo todos riendo hacia la izquierda. No quisiera que me creyesen frívolo. Es com ezzelcote ca si misma estudiar el problema de las costumbres. Peroy ya ven Uds. es una de.
tag lcycs del LLAMADO HONOR SER SÓLO PATRIMONIO DE UN CORTO NÚMERO, DE MUY POCOS ELE GIDOS. Es un sentimicato dę lujo que va perdicado valor a medida que el vulgo sc lo apropia.
Conrado. Eso es una paradoja. Todos tienen dere cho a ser hombres de honor, Trast. Se engaña Ud. si no, el primer pobre diablo podría venir del fondo del patio y påbagloriarse de ser un geatleman. Codrado queda sin palabra. Lotario. Si se conduce conforme a las leyes de ho.
jor, es diu gentleman.
Trast. Babi Escuchen: En una de esas pequeñas re públicas de la América del Sur, la aristocracia se compo.
ne de españoles, y la masa de negros, indios y gentuza blanca de todas clases, Vo retodo de esta raza impara que se tlamaba. Uacaba. Pepe, pado yolver a la madre patria y allí, bajo la influencia del bonor castella00, Ke limpi.(sopia sobre el codo izquierdo) od poco. Este documento es propiedad de la Biblioteca Nacional Miguel Obregón Liband del Sistema Nacional de Biblioteca del Ministerio de Cultura y Juventud Costa Rica