Vida y Verdad San José, 13 mayo 1904 berani mengatas nama motor moni oimintina. com Los Entrad al consultorio de un médico y og egcontraréis en un cuarto estremédicos cho con una silla ante un escritorio. in pequeño sofá unas sillas; suele haber libros ya veces bastą, to busto de Hipócrates; inas rara vez os hallaréis un lavatorio con una toalla limpia en la panera: allí está el ajtar de un consultorio médico.
Por ese cuartito pasan centenares de enfermos, unos tras otros, como ante un fetiche que reude la salud en papeletas de uno o dos pesos después de haber contado las palsaciones, mirado la lengua y levantado un párpado del enfermo. En nada se diferencia ese procedimiento del que emplean los curanderos del pueblo; cómo va ser posible que éste abandone sa preferencia por el curandero? La.
farsa es idéatica y el curandero es más barato.
Recordad los reconocimientos médicos que hayáis preseociado, las consultas que habéis hecho, y estaréis de cuerdo con nosotros en que a veces los exámenes resultaa.
miserables; el interrogatorio no tiene nada de penetrante.
Si vosotros habéis atribuído una doleucia a determina: daşcausas, ellos las aceptan de ordinario como un hecho inmediatamente pasan formular la receta: váis cocontrar la salud en el fondo de las drogas que en el ochenta por ciento de ocasioites os derorarán los tejidos. Cuáles: de yosotros, pacientes sugestionables que os crecis enfermos de todas las enfermedades, habéis recibido un conjunto de prescripciones higiénicas que os pongan en condicjoves de do cofermar, de po recurrir al médico? Antes