VIDA YERDAD 51 dera; pero esto no se podía asegurar más que basta a momento de perderze de vista, que no es por cierto gran cosa, tratándose de animales tan pequeños. Si hulieran estado poseídos de nin sentido de la oriectación, habrian gastado mucho menos tiempo ea llegar sus casas, se gún los cálculos bechos para las experiencias autețiormente nombradas; pues algunos de ellos pudieron baber estado en minutos después, y no llegaron hasta los horas, tiempo que parece haber empleado cada uno de ellos en cocontrár el puntó conocido que debicra guiarjos: porque uno, y hasta dos kilómetros al rededor de ses casas, son geocralmente muy conocidos por estos animles, de suyo inteligentes y exploradores. El resultado que tanto entosiasmo M. Fabre pare cc asegtirarnos esto; y en efecto, no es más fácil creer que de 144 abejas, las 50 econtraron por casualidad su casa, un punto muy conocido para ellas que padiera cunducirlas tasta allá. El número de las afortunadas sería notablemente pequeño, y la distancia quc había a sus casas 14 kilómetros demasiado corta, si se tratara de animales que posced el sexto sentido de la orientación.
DR. MIRABELL.
El arte de Pero si el arte es tine actividad que los egroei tiene por objeto, traosmitir de on hom: breá otro los sentimientos mejores y dos más elevados del alma humana, a co no explicar que la humanidad, durante todo el período moderno, haya prescindido de tal actividad y la haya substituído por una actividad artística inferior sin otro fio que el placer.