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54 Lecturas de clase del Grupo Internacionalista con la erupción simultánea de cuatro grandes volcanes, incluyendo el cráter de Izalco en El Salvador. Thomas Anderson, el historiador norteamericano de La Matanza, escribe en su valioso e interesante relato que mientras la lava hirviente bajaba por las laderas de Izalco. en el resplandor de la montaña candente, se observaba un acontecimiento más amenazante. Bandas de indígenas armados con machetes salían de entre las quebradas y las enmarañadas montañas dirigiéndose hacia los pueblos de la región. La revuelta no fue una mera jacquerie. ni un arranque impulsivo por parte de los campesinos indígenas. tiene la distinción de ser el primer movimiento revolucionario de América Latina en el que hombres reconocidos como comunistas internacionales jugaron un papel importante. Thomas Anderson, Matanza: El Salvador Communist Revolt of 1932 Al principio los rebeldes barrieron con todo lo que se les puso enfrente, tomando pueblos, saqueando comercios y vengándose en un puñado de víctimas burguesas que bien merecido se lo tenían. En total, aparte de las bajas del ejército, sólo se perdieron un par de docenas de vidas en la sublevación misma. Pero cuando las ametralladoras se empezaron a escuchar, ni los más afilados machetes pudieron responder. Buques de guerra de EE. UU. y Gran Bretaña esperaban en la costa, ofreciendo intervención imperialista. Martínez rechazó la oferta. No era necesario, decía en un telegrama: Hasta hoy, el cuarto día de operaciones, están liquidados cuatro mil ochocientos comunistas.
Fue entonces que comenzó la masacre punitiva. Durante el subsiguiente terror blanco, cientos de alzados fueron forzados a cavar sus propias tumbas para después ser fusilados y enterrados. Miles de muertos fueron dejados insepultos tantos que durante semanas nadie en la región se atrevía a comer carne de puerco, tanto por temor a que los cerdos se hubieran alimentado con los cuerpos como porque la carne misma era sospechosa. Los campesinos rebeldes eran lanzados al aire para hacerseles caer ensartados en las bayonetas. Los líderes fueron rodeados para luego ser colgados o fusilados. Las últimas palabras de Martí ante el pelotón de fusilamiento fueron ¡Viva Socorro Rojo Internacional! Otros líderes gritaron ¡Viva la Internacional Comunista! y hasta ¡Viva Stalin. Ultraizquierdismo La respuesta de la Comintern, sin embargo, no fue tan laudatoria. Tal vez lo ignoran los estalinistas y nacionalistas que ahora dicen hablar en nombre de Martí, pero la respuesta de la Comintern estalinizada a la insurrección salvadoreña fue voltearle la espalda, acusando al PCS de ultraizquierdismo. Una de las principales lecciones de la insurrección salvadoreña es el gran peligro de las tendencias putschistas y sectarias de izquierda contra las que debemos emprender la más enérgica lucha (International Press Correspondence, 17 de marzo de 1932. este veredicto traicionero y antirrevolucionario se opuso duramente Miguel Mármol, un dirigente sobreviviente del PCS. Hablando años después con el poeta izquierdista Roque Dalton, decía. No creo que se nos deba atribuir aventurerismo pequeñoburgués por haberlo hecho. Creo que nuestros errores fueron de derecha y no de izquierda. por las vacilaciones y los retrasos, por las groseras violaciones de las más elementales medidas de seguridad conspirativa, la insurrección vino a iniciarse. cuando ya el Gobierno había asesinado a todos los oficiales y soldados comunistas dentro del ejército burgués, había capturado y liquidado o estaba a punto de liquidarlos, a la mayor parte de los miembros de la dirección del Partido y de las organizaciones de masas. Dalton, Miguel Mármol principios de los 30 sí se vieron ejemplos supremos de.
traiciones ultraizquierdistas de los estalinistas; más trágicamente en Alemania, donde los comunistas siguiendo la línea del tercer período de Moscú combatieron a los socialistas, y no a los nazis, como el peligro principal. preparando así el terreno para Hitler. Pero el alzamiento salvadoreño de 1932 no fue un putsch ultraizquierdista.
Más bien, en la tradición del dirigente comunista alemán Eugen Leviné y la efímera república soviética de Baviera de 1919, un partido débil incapaz de manejar una situación revolucionaria difícil y aislada se colocó a la cabeza de una insurrección destinada al fracaso antes que traicionar a las masas que lo habían reconocido como dirección.
El poeta salvadoreño Roque Dalton, miembro hasta su muerte del Ejército Revolucionario del Pueblo, escribió un poema titulado Ultraizquierdistas en respuesta a la línea estalinista reformista. Incluye la siguiente estrofa. Todo iba muy bien hasta que se apareció ese ultraizquierdista llamado Farabundo Martí que encabezó un ultraizquierdista Partido Comunista Salvadoreño en el que militaban un montón de ultraizquierdistas entre ellos Feliciano Ama Timoteo Lúe Chico Sánchez Vicente Tadeo Alfonse Luna y Mario Zapata.
No pudieron ser ultraizquierdistas hasta el final porque porque no tenían con qué y fueron asesinados en número de treinta mil.
Hoy como en 1932 existen quienes se aprestan a tildar a los comunistas revolucionarios, los trotskistas, de ultraizquierdistas. lo hacen en nombre de Martí! El hombre cuyo partido llamaba a luchar enconadamente contra la burguesía nacional ha sido tomado como símbolo por los dirigentes guerrilleros izquierdistas del Frente Farabundo Martí para la Liberación Nacional (FMLN) quienes, sin embargo, basan su estrategia de frente popular precisamente en una alianza con los capitalistas nacionales o patrióticos. Ahora abogan por un arreglo negociado con los herederos militares del carnicero Martínez. Sospechamos que a Martí le hubiera gustado más lo que nosotros escribimos en Workers Vanguard justamente antes de que el FMLN emprendiera su ofensiva general de enero. Pero a las masas salvadoreñas no les queda otra salida la pasividad no ha parado la escalada de la masacre. si las masas trabajadoras se levantan en una insurrección a fondo, desde los montes cafetaleros del deste hasta las fábricas y los tugurios de San Salvador, pueden triunfar sobre el terror blanco. Victoria militar a los insurgentes de izquierda. WV No. 271, de enero de 1981 Medio siglo después de la heroica insurrección de 1932 y de la horrifica Matanza, El Salvador se encuentra de nuevo en plena rebeldía. Las fuerzas de la izquierda son ahora más fuertes organizativa y militarmente que los jóvenes comunistas de 1932. Pero mientras sus líderes persigan la peligrosa quimera de un arreglo político con los terroristas de la sanguinaria junta militar, serán políticamente impotentes. Es imprescindible que los rebeldes izquierdistas ganen la guerra civil, que una vanguardia comunista (trotskista) dirija una revolución proletaria en El Salvador que desencadene la erupción de las masas obreras y campesinas por toda Centroamérica.