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54 SPARTACIST que todo permanente. No está bien que grandes números de mujeres negras sean forzadas a pasar gran parte de sus vidas, en el mejor de los casos, viendo telenovelas vespertinas en la televisión; no es eso lo que queremos ver. Pero, es mejor eso que ser enviado a prisión por prostitución o tráfico de drogas por sostener a una familia; es mejor la seguridad social a que estas mujeres y sus hijos estén malnutridos; pero la seguridad social no es nuestro programa.
Es una meta básica y un valor del socialismo el el que pueda, participe en el trabajo productivo. Bajo una economía socialista planificada, más del 90 por ciento de las mujeres que han tenido que recurrir a la Ayuda para Familias con Hijos Dependientes serían educadas para realizar un trabajo útil. Si no decimos eso cuando lidiamos con la cuestión de la seguridad social, vamos a parecer liberales del estado benefactor pasados de moda cosa que no somos y no vamos a reclutar a nuestro programa comunista.
Otro ejemplo es el TLC. Nos oponemos al TLC porque representa una institucionalización e intensificación de la explotación de México por el capital estadounidense. Pero, evidentemente, nuestro programa no es regresar a las relaciones entre los EE. UU. y México previas a la implementación del TLC. Ni tampoco somos indiferentes a la integración económica de México y Estados Unidos. Al contrario: una clave para la revolución socialista en el hemisferio occidental es la integración de las economías industriales avanzadas de los Estados Unidos y Canadá con las regiones más atrasadas de América Latina. Pero, otra vez, tenemos que decirlo; no basta decir simplemente que estamos contra el TLC.
Todo esto sucede en el contexto en el que, diría yo, el entendimiento popular que la izquierda tiene del comunismo y el socialismo ha cambiado. Yo estaba en la preparatoria a finales de los años 50 cuando la Unión Soviética lanzó el Sputnik, el primer satélite espacial no tripulado. esto tuvo un gran impacto en la opinión pública en este país, no sólo con respecto a la Unión Soviética, sino con respecto al comunismo, como se le entendía entonces. Aunque mucha gente pensó que ello era horrible, entendieron, sin embargo, que una economía planificada y colectivizada podía producir grandes avances en la ciencia y la tecnología. Tuvieron que aceptarlo.
Cuando estaba en la preparatoria y en la universidad, era común discutir sobre si la Unión Soviética podría alcanzar económicamente a los Estados Unidos, como el entonces dirigente soviético Nikita Jruschov proclamó que sucedería. El entendimiento general del socialismo y del comunismo era de un sistema económico alternativo, una forma distinta de organizar la producción. Eso ya no es cierto. no es sólo por la contrarrevolución en la Unión Soviética sino también por la forma en que ocurrió. Lo que sucedió fue que una gran parte de los dirigentes comunistas proclamaron la superioridad de la economía de mercado capitalista. Lo mismo está sucediendo en China: aunque la contrarrevolución capitalista no ha ocurrido aún, los llamados comunistas dicen que esa es su intención.
Así que yo diría que, en vista de eso, se ha desarrollado, especialmente entre la generación más joven, un concepto diferente del comunismo; uno que está más cerca del de Babeuf, el revolucionario francés de finales del siglo XVIII, que del de Marx. Es un concepto del comunismo que consiste en una especie de nivelación, de manera que todo el mundo tenga las mismas cosas básicas, para que así no haya vastas desigualdades.
Esto es muy distinto del concepto marxista del comunismo, que se basa en vencer a la escasez económica alcanzando un nivel de productividad laboral cualitativamente superior que incluso el capitalismo más avanzado. Marx vos.
queja lo anterior especialmente en los Grundrisse, en donde explica cómo esto resultará no sólo en una expansión grande del tiempo para el ocio, sino también para el desarrollo científico y cultural del individuo que, a su vez, generará avances mayores en la tecnología y la productividad humana. La economía efectiva ahorro consiste en el ahorro de tiempo de trabajo (el mínimo y reducción al mínimo de los costos de producción. pero este ahorro es idéntico al desarrollo de la productividad. Economizar no significa de esta forma, renunciar al placer, sino el desarrollo de poder y de la capacidad productiva, y por ende, tanto la capacidad para y los medios de placer. El tiempo libre que tanto es tiempo para el ocio como tiempo para actividades superiores ha transformado a su poseedor, naturalmente, en otra persona, y es esta persona diferente que entra entonces en el proceso directo de la producción.
Ahora bien, ello no significa que el concepto babeuvista del comunismo no pueda ser atractivo. De hecho, puede serlo, especialmente en países atrasados. Pero si nos encontramos a gente que dice que, bueno, les gusta el socialismo o el comunismo, en la primera aproximación tenemos que suponer que no quieren decir lo que nosotros. Cuando liaya una apertura en China, nos vamos a encontrar a algunos intelectuales izquierdistas y obreros avanzados que dirán que quieren regresar a una versión idealizada de lo que existía bajo Mao; no a lo que la vida realmente era bajo Mao, eso no lo saben, sino a la propaganda oficial: es decir, una especie de sociedad igualitaria espartana.
Cercanamente relacionado a ese entendimiento del comunismo está, creo, un sentido general de que el igualitarismo de hoy es incompatible con la eficiencia económica y el dinamismo tecnológico, y se tiene que escoger de entre los dos o hacerse alguna concesión. Creo que la manera en que se define la izquierda es como los grupos que defiender a las víctimas de la racionalización capitalista, ya sea campesinos mexicanos o mineros del carbón alemanes.
Ahora bien, por supuesto que defendemos a las víctimas de la racionalización capitalista. Pero éste no es nuestro objetivo; no es nuestro programa total. No somos indiferentes a la eficiencia económica y al dinamismo tecnológico. Tomemos la reciente lucha de los mineros del carbón en Alemania. Cuesta aproximadamente tres veces más producir carbón en Alemania que el precio en el mercado mundial, y no sólo porque los salarios son más altos allá. Esto no es sólo ineficiente desde un punto de vista capitalista; sería ineficiente desde el punto de vista de un estado obrero. En unos Estados Unidos Socialistas de Europa, esas minas de carbón alemanas serían cerradas; jubilaríamos o daríamos nuevo entrenamiento a los obreros, al mismo nivel de salarios, si no es que a uno superior. Además, la quema de carbón y petróleo es dañina para el medio ambiente; tampoco somos indiferentes a esta cuestión. Así, después de la dictadura del proletariado, gastaremos mucho dinero en investigación para obtener energía nuclear segura o energía solar.
Entonces tenemos que hablar de estas cosas. No podemos sonar simplemente como militantes sindicales combativos o defensores combativos de lo que sea. En otras palabras, tenemos que presentar e incluso enfatizar bajo ciertas circunstancias una visión del futuro, y no simplemente una defensa del presente contra los esfuerzos de la clase dirigente por hacer el presente peor de lo que ya es.